Cuatro personas mueren en varios ataques que el Gobierno atribuye a movimientos separatistas pero que ningún grupo ha reclamado
Bangkok, 12 de agosto de 2016.- Una serie de bombas, aparentemente coordinadas, han explotado en Tailandia a última hora del jueves y la mañana del viernes, causando al menos a cuatro muertos y 28 heridos. La Embajada de España indica que no hay constancia de que se encuentren ciudadanos españoles entre las víctimas. Los artefactos han sido detonados en tres lugares turísticos -Hua Hin, Trang, la playa Patong de Phuket-, y en Surat Thani, todas ellas situadas al sur del país, y al norte de las conflictivas provincias del extremo sur (Pattani, Yala y Narathiwat) que cuentan con presencia de insurgencia separatista. Esta cadena de ataques tiene lugar al comienzo de un puente de vacaciones marcado por el cumpleaños de la reina Sirikit.
El pasado fin de semana, los tailandeses aprobaron la nueva Constitución propuesta por el Ejército. Entre los objetivos de las explosiones están los turistas, los mercados y edificios del Gobierno. La policía asegura que un equipo especial investigará la oleada de explosiones y alerta que vigilará especialmente las atracciones turísticas. “No le llaméis terrorismo, llamadlo sabotaje”, ha dicho el subjefe de la policía. Los atentados en el extremo sur son comunes en Tailandia, pero no en el resto del país. Por el momento, han sido detenidas dos personas que podrían estar relacionadas con los ataques.
Se esperan que la información sobre los atentados se actualice a lo largo del viernes. Hasta el momento se sabe que dos explosiones tuvieron lugar en la ciudad turística de Hua Hin situada a unos 200 kilómetros de Bangkok, capital del país, y popular especialmente entre el turismo local. El balance provisional es de un muerto y 26 heridos. Otras dos bombas explosionaron frente a una comisaría en Surat Thani, causando la muerte a una persona.
Dos artefactos fueron además detonados en la playa Patong de la isla de Phuket, una zona de resorts popular entre los turistas extranjeros. No ha habido víctimas mortales por el momento. Otra explosión golpeó el mercado de Trang, dejando un muerto y 6 heridos. Por último, una bomba fue desactivada por las autoridades en Phang Nga.
El Ejército busca instalarse en el poder en Tailandia
Las explosiones se han producido a pocos días del primer aniversario del atentado sin precedentes en el santuario Erawan en el centro de Bangkok que causó más de 20 muertos y cien heridos. Los ataques no fueron asumidos y las autoridades señalaron que los autores eran una banda criminal como consecuencia de la represión policial a sus operaciones de contrabando.
La cadena de ataques, ha dicho las autoridades, se tratan de “sabotaje local”. Por el momento ningún grupo ha asumido la autoría. Los medios locales apuntan al movimiento separatista musulmán del extremo sur del país. La mayoría de los votantes de estas provincias votaron el no el referéndum de la nueva Constitución que reforzará el poder de los militares, en contraste con los resultados de la Constitución del 2007, cuando la mayoría votaron por el sí. Los atentados y ataques en Tailandia son habituales en el sur del país, que es escenario de un conflicto separatista que se ha cobrado más de 6.500 muertos desde 2004, pero no suelen producirse en otros lugares.
«Las bombas pretenden crear caos y confusión”, ha dicho a los periodistas el primer ministro, el general Prayuth Chan-ocha, que ha pedido mantener la calma. Las explosiones podrían perjudicar las llegadas de visitantes de este verano en un país donde el turismo representa el 10% del PIB. Mientras que Hua Hin, situado en el golfo de Tailandia, es popular entre los tailandeses de alto poder adquisitivo y europeos retirados, la isla de Phuket es un destino muy popular entre el turismo extranjero.
El incidente ha tenido lugar en la víspera del cumpleaños de la reina Sirikit que mantiene, junto al rey Bhumibol, su palacio de verano en Hua Hin. Para la Junta militar que gobierna el país defender la monarquía es prioritario y hace meses que el rey, que lleva 70 años en el trono, está hospitalizado y no aparece en público.
La Embajada española advierte en un comunicado evitar aglomeraciones, sitios públicos y lugares turísticos, así como salir documentados a las calles. (El País)