Una ofensiva liderada por fuerzas entrenadas por EEUU intenta recuperar la ciudad
El Ejército iraquí ha entrado este lunes en el núcleo urbano de Faluya, según ha anunciado el general al mando de la operación lanzada hace una semana para recuperar esa ciudad de manos del autodenominado Estado Islámico (ISIS en sus siglas inglesas). Las tropas inician así la fase de combates urbanos, mucho más difícil y peligrosa que los preparativos que le han precedido para rodear el objetivo y permitir su avance desde tres frentes. Todavía quedan dentro varias decenas de miles de civiles que los yihadistas están utilizando como escudos humanos.
Entre 50.000 y 75.000 civiles se encuentran atrapados en la ciudad, según distintas estimaciones. Apenas 800 personas han logrado escapar desde que el primer ministro, Haider al Abadi, anunció el inicio de los combatesel pasado día 23. Con ellos se ha agravado la penuria de víveres y medicinas, ya que, en preparación de la ofensiva, desde diciembre no se ha permitido el acceso de ayuda.
“La situación es muy mala, los bombardeos son muy fuertes y los grupos armados no permiten que las familias se vayan. Estamos viviendo en condiciones espantosas”, declaraba a EL PAÍS por teléfono desde Faluya el jeque Hamid al Bayari, un líder local crítico con el Gobierno, poco antes de que se conociera el asalto al centro.
Sus palabras confirmaban que los yihadistas están reteniendo a la población en contra de su voluntad. La ONU se ha hecho eco de personas que han sido azotadas, e incluso sumariamente ejecutadas cuando intentaban escapar de los combates. Sólo han podido huir los que vivían en las afueras de la ciudad. Por sus relatos también se ha sabido que el ISIS está recurriendo a ejecutar a los hombres y jóvenes que se niegan a luchar con ellos.
“Las fuerzas iraquíes han entrado en Faluya con la cobertura aérea de la coalición internacional, la fuerza aérea iraquí y la aviación del Ejército, y apoyadas por artillería y carros de combate”, ha informado el teniente general Abdelwahab al Saadi, jefe de la operación, citado por la agencia France Presse.
Al frente de la ofensiva se encuentra el Servicio Anti Terrorista (conocido por su sus siglas inglesas CTS), una unidad de élite entrenada por EEUU, con el apoyo del Ejército y de la policía provincial de Al Anbar, según indican los portavoces militares. La presencia de esta última es especialmente importante para tratar de evitar las susceptibilidades sectarias, ya que la población de la zona es suní y, debido a la composición demográfica del país, la mayoría de las fuerzas militares estatales son chiíes. Pero sobre todo, por la necesidad que tienen éstas del apoyo de las unidades de Movilización Popular, las milicias que respondieron a la petición de voluntarios para combatir al ISIS que hizo el ayatolá Ali Sistani, la más alta autoridad religiosa chií, y que en su mayoría arma y financia el vecino Irán.
Faluya, a 50 kilómetros al oeste de Bagdad, fue la primera ciudad iraquí en caer en manos del ISIS, en los últimos días de diciembre de 2013. Su recuperación constituiría un chute de ánimo para las fuerzas de seguridad antes de abordar la recuperación de Mosul, la capital del norte del país, y una importante baza política para Al Abadi, debilitado por la crisis política que afronta su Gobierno.
Pero no va a ser tan fácil como se desprende de las declaraciones militares. El ISIS, que según los analistas militares tendría un millar de combatientes en Faluya, está respondiendo al asalto como suele, con coches bomba y ataques suicidas. Al mismo tiempo que se intensifican las operaciones militares contra sus bastiones, el grupo también está aumentando sus atentados terroristas fuera de ellos, los últimos este lunes en Bagdad han causado una veintena de muertos y medio centenar de heridos.
De momento, las fuerzas estatales están tratando de destruir las defensas yihadistas en las entradas de Faluya, según informan los periodistas locales. Los dirigentes de las milicias que participan en la operación apuntan a una pausa en los combates antes de lanzar el asalto final al centro de la ciudad, para permitir la salida de sus habitantes.(El País)