Todas las tendencias electorales en los 12 estados donde hubieron elecciones el pasado domingo, hablan de un abrupto y temeroso desplome en las simpatías del PRI y el avance de las llamadas alianzas o coaliciones, sobre todo entre partidos que no tienen mucho en común -como el PAN y el PRD- que al menos para efecto de ganar espacios, les funcionó.
Ahora, aparte de esperar la formalización de los resultados oficiales, el PRI está obligado a reflexionar sobre su regreso a Los Pinos y cómo se están haciendo las cosas, porque los votos son más que una razón de peso para darse cuentan si van bien…o van mal.
Increíblemente en Quintana Roo, todo indica que el PRI perdería la gubernatura por primera vez en su historia, una plaza, un estado, pintado de tricolor durante años y que hoy, muestra un claro rechazo a la forma de gobierno en esa entidad.
El gobernador Roberto Borge polémico y entrampado en diferentes pleitos internos tiene hoy el resultado de su quehacer autoritario y el PRI por su parte, a su negación de jugar con el candidato -quien quiera que sea- que les permitiera ganar. Nuevamente la escisión interna le confirma al PRI que sin unidad, poco o nada, avanzan.
Cercana y aleccionadora experiencia para el priismo de Yucatán que desde ahora debería preocuparse por ver que lo que les pasó a sus vecinos, pueda tener cabida aquí.
Y en cuanto al PRI nacional, pues lo mismo, o juegan con los que quiere la gente, su misma militancia, la ciudadanía, o sino, tendrán estos resultados, ya lo saben. (desdeelbalcon.com)