El territorio sirio se convirtió en el nuevo campo de batalla entre la coalición, que encabeza, EU y Rusia, donde cada bando lucha contra su propio enemigo, pero también deja latente un posible enfrentamiento.
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de octubre de 2015.– La entrada inesperada de Rusia a la lucha en contra del Estado Islámico (EI) en Siria puso en jaque a la coalición internacional, liderada por Estados Unidos. Y por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial se están realizando varias misiones de combate en un mismo país.
«Todos compiten en la región, pero sólo están armando y contribuyendo a la militarización de la misma, y eso es todo lo opuesto a lo que ésta necesita”, aseguró a Excélsior David Fenner, investigador del Centro de Estudios sobre Oriente Medio de la Universidad de Washington.
El despliegue de aviones rusos en Siria preocupa, principalmente, a Estados Unidos, ya que teme que un movimiento en el aire por parte de Rusia provoque un choque accidental entre las aeronaves de los países involucrados.
Desde que Moscú inició con su estrategia militar en Siria, un espacio aéreo ya potencialmente peligroso, se ha registrado un encuentro cercano entre aviones de guerra rusos y estadunidenses, lo que orilló a Washington a realizar una maniobra evitando un enfrentamiento directo, dijo el portavoz del Pentágono, Jeff Davis.
Uno de los primeros incidentes que tensaron las relaciones entre Moscú y Washington fue cuando cazas rusos bombardearon un campamento operado por rebeldes entrenados por la CIA a inicios de este mes.
Hace unos días buques de guerra rusos dispararon 26 misiles de crucero contra posiciones del EI en Siria, sumándose a la ofensiva aérea.
«Definitivamente con el disparo de misiles de crucero rusos desde el Mar Caspio, a más de mil kilómetros de su objetivo, Rusia, sin duda, está calentando sus músculos”, resaltó Fenner.
Esa intensa ola de ataques rusos golpeó la provincia de Hama, al noroeste de Siria, específicamente la aldea de Al-Sayad y la ciudad de al-Latamina.
Rusia quiere demostrar su poderío militar en Siria y videos en internet son prueba de ello, ya que dejan ver sus acciones en el campo de batalla, aunado a la alta tecnología en sus aeronaves de última generación que están diseñadas para misiones de superioridad aérea, destruir objetivos sospechosos y cuentan con misiles guiados por radar.
Las operaciones antiterrorismo en Siria iniciaron el pasado 30 de septiembre después de que el presidente sirio, Bashar al-Assad, le pidió a Moscú le proporcionara ayuda militar para luchar contra los yihadistas.
El principal apoyo internacional con que cuenta actualmente Al-Assad, es Moscú, y su consejera Bouthaina Shaaban aseguró a la cadena británica BBC que Siria le daba la bienvenida a cualquier parte que se les quiera unir en el combate contra el terrorismo en coordinación con el ejército y el gobierno sirio.
Estados Unidos acusa al gobierno ruso de utilizar su estrategia militar para retrasar la salida del presidente sirio, Bashar al-Assad, y de que no sólo está enfocando sus ataques hacia el grupo terrorista.
Los Intereses
El investigador Fenner dijo a este diario que la táctica que Moscú utiliza tiene mucho que ver con sus intereses económicos, ya que “al igual que para Estados Unidos una guerra es un buen negocio que deja mucho dinero”.
Pero al mismo tiempo, el apoyo que Rusia le otorga al gobierno de Al-Assad obedece a los intereses rusos en la región, como el de fortalecer su base de mantenimiento naval en Siria en Tartus, puerto localizado en la costa del Mediterráneo, que actualmente tiene más de mil 700 técnicos.
La posible salida del Presidente de Siria sería para el gobierno de Vladimir Putin una situación “caótica para sus intereses”, principalmente porque Rusia busca tener más presencia en el mundo y más aliados, precisó Fenner.
Además, de acuerdo con el investigador de la Universidad de Washington, el ejército ruso también está tratando de recuperar su reputación después de que “fue expulsado de Afganistán por los talibán y otros grupos a finales de 1980” durante la invasión soviética en ese país.
En esa guerra la entonces Unión Soviética firmó un tratado de amistad y proporcionó apoyo militar a la recién instaurada República Democrática de Afganistán (RDA) después de un golpe de Estado.
En el otro bando se encontraban Estados Unidos, Pakistán, China, Irán y Arabia Saudita que respaldaron a los muyahidines, la insurgencia islámica, con dinero y armas. Incluso Washington lideró el boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú.
Uno de los más famosos muyahidines fue el fundador del grupo terrorista Al-Qaeda, Osama bin Laden, quien murió en 2011 a manos de fuerzas estadunidenses.
Con sus acciones “a Putin le gustaría hacernos creer que el ejército ruso está a la par con las fuerzas de la OTAN. Esto es dudoso, pero está claro que puede invadir Crimea y perturbar el este de Ucrania con poca dificultad”, señaló Fenner.
Cuestión de tiempo
El camino por recorrer en la guerra contra el EI es incierto y más cuando existen diversas fuerzas en constante tensión: aún no se ha dado una confrontación directa entre potencias, aunque parece ser sólo cuestión de tiempo.
Hace dos semanas el ministro de Defensa estadunidense, Ashton Carter, advirtió que Moscú deberá hacer frente a las consecuencias por sus acciones en Siria y que tanto Arabia Saudita y como sus aliados del Golfo están preparando para contrarrestar el movimiento ruso.
No acordamos cooperar con Rusia ni lo haremos mientras continúen con esta estrategia equivocada”, dijo Carter durante un encuentro de ministros de Defensa de la OTAN en Bruselas.
Fenner considera que las potencias occidentales, tanto europeas como norteamericanas, están obsesionadas con el EI, porque les preocupa el impacto en la región y en las fronteras, mientras que para Rusia su interés está en mantener a Bashar al-Assad en el poder y “aplastar toda oposición democrática”. Y a ambos frentes se les olvida el pueblo sirio. (Excelsior)