El periodista Javier Aranda Luna ofreció la conferencia “Los mayas y la ciencia” en la UADY
Mérida, Yucatán, a 25 de octubre de 2015.- Los mayas vivían en una especie de mundo mágico, pero de lo que muchas veces no nos damos cuenta es que toda esa simbología está estrechamente relacionada con la ciencia, dijo Javier Aranda Luna durante la charla “Los mayas y la ciencia”, que ofreció anoche en el Salón de Consejo del Edificio Central de la UADY.
El espacio de reflexión entre el periodista y el público se abrió como parte de las actividades que la segunda Feria del Remate del Libro, organizada por la Universidad Autónoma de Yucatán, a través de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY), realiza en el marco del Festival Internacional de la Cultura Maya (FICMAYA), y que hoy tendrá su última jornada en la Plaza Grande en horario de 10:00 a 19:00 horas.
El colaborador y fundador del periódico La Jornada se refirió al esplendor de pensamientos que se vivían en Mesoamérica, que estaban orientados al ciclo de la vida y la agricultura, y donde se tenía perfectamente medidos a tres elementos astronómicos: Venus, el sol y la luna, a partir de los cuales regían las estaciones del año, el ciclo de la agricultura y aspectos de la vida cotidiana.
“Prueba de ello se encuentra en el Popol Vuh, una especie de génesis para los mayas que fue sometido a muchas persecuciones. Esos documentos refuerzan la información encontrada en las pirámides y estelas sobre la cosmovisión que tiene que ver sí con los dioses, pero también con elementos científicos muy importantes”, señaló en referencia al uso del cero e incluso, al sistema hidráulico que tenían los mayas.
Señaló que pese a los intentos por desaparecer los rastros que hoy en día persisten sobre la milenaria cultura, lo cierto es que sigue estando vigente de muchas maneras: desde nuestra orientación sobre los cinco puntos cardinales o el hecho que nos sigamos beneficiando con el ciclo de la agricultura.
“Vivimos siendo muy crédulos y muy injustos del cómo fueron muchos pueblos precolombinos, además que olvidamos que los conquistadores hicieron su adoctrinamiento a base de sangre. Hoy en día compartimos mucho de ese mundo que hemos tratado de sepultar, pero que sigue estando vigente de muchas maneras, desde nuestro gusto por los tacos o el agua de chaya”, añadió.
Javier Aranda dijo que a diferencia de ciudades europeas, que prácticamente tuvieron que ser demolidas para su posterior trazo arquitectónico, “los edificio que construyeron los mayas fueron de una precisión brutal y, además, eran ecológicas. El hecho que hayan podido construir grandes ciudades sobre un lago o en medio de la selva debería ayudarnos a reflexionar sobre toda su grandeza”, concluyó.