El escritor presentó “Flor Negra: El címbalo de oro”, en el marco de la segunda Feria del Remate del Libro que se presenta en el FICMaya.
Mérida, Yuc. 19 de octubre.-Los seres de la literatura fantástica no sólo existen en Europa, los hay también en las tierras del Mayab. Así lo asegura el escritor Ramón Valdés Elizondo, quien luego de cinco años de investigación rescató entre historias de la milenaria cultura maya a 40 seres fantásticos de los cuales 15 se encuentran plasmados en su libro “Flor Negra: El címbalo de oro”, que esta noche presentó en el Salón de Consejo del Edificio Central de la UADY, como parte de las actividades que realiza la segunda Feria del Remate del Libro, enmarcada en el Festival Internacional de la Cultura Maya (FICMAYA) 2015.
Ante un público donde los jóvenes fueron mayoría, el autor de la saga cuya segunda parte podría presentar en marzo del próximo año, inició su presentación explicando las similitudes que hay, por ejemplo, entre las vampiresas o sirenas con la Xtabay, los hombres lobos con los nahuales o los Wáay, o el famoso minotauro con el ItzamCabAín, el horror de Oxkintok y que, según dijo, considera una de las historias de fantasía más hermosas.
La historia de magia, terror y fantasía que gira entorno a BooxNicté, el personaje principal, ha sido bien recibida entre los lectores del género; sin embargo, Ramón confesó que el camino no fue nada fácil, pues el mayor reto fue precisamente ese: ser capaz de hacer una aventura épica mexicana.
“Tenía miedo de ser atacado por el malinchismo del que muchos hemos sido víctima. Pero el mayor reto te lo pones tú mismo. Ahora, tengo que decirlo, estoy feliz con la respuesta que he visto en las ferias donde me he presentado; esta incluso es la primera vez que presento el libro en Yucatán en términos de una Feria”, comentó.
Pero, ¿Cómo fue recorrer el camino para investigar acerca de la cultura y la mitología maya?, le preguntó Mily Martínez, coordinadora de Fomento a la Lectura de la FILEY, y quien fungió como presentadora.
El también pintor, poeta y editorialista explicó que como parte de los cinco años que le llevó investigar visitó varios pueblos mayas, leyó alrededor de 45 libros sobre historias de mitología, además que se inspiró de lecturas clásicas como Pedro Páramo para lograr que el libro fuera puro adjetivo y no paja.
“Mientras escribía la novela pasé largos ratos en la selva del Mayab. Experimentando el misterio y la soledad que te brinda el ambiente. Y claro que sentí miedo, pero todo eso lo tiene que vivir el escritor para poder plasmarlo”, concluyó el escritor para luego dar paso a una firma de libros.