Vaticano admite ante la ONU los abusos del clero contra niños.
CIUDAD DEL VATICANO, 17 de enero de 2014.— El papa Francisco calificó ayer como una vergüenza los escándalos provocados por miembros de la Iglesia, al tiempo que una delegación de la Santa Sede, encabezada por el nuncio Silvano Tomasi, reconocía ante el Comité de las Naciones Unidad sobre los Derechos del Niño, en Ginebra, la comisión de abusos por parte de sacerdotes.
Tras señalar en su homilía de ayer, en Santa Marta, que los escándalos en que se ha visto involucrada la Iglesia católica han terminado por convertirla en un emblema de “corrupción” y en un motivo de “burla” para mucha gente, Francisco aludió a los sacerdote corruptos y dijo que “tantos escándalos, que no quiero mencionar de manera particular, pero todos los sabemos… ¡Sabemos dónde están! Escándalos, algunos, que han hecho pagar tanto dinero: está bien; se debe hacer así porque son “¡la vergüenza de la Iglesia!”.
A esta fuerte condena contra los sacerdotes pederastas, contra aquellos que encubrieron esos deleznables actos, y contra quienes en otros ámbitos también han manchado la imagen de la Iglesia católica, Francisco añadió una singular pregunta: “¿Nos hemos avergonzado de estos escándalos, de estas derrotas de sacerdotes, obispos, laicos?”.
El Pontífice respondió subrayando el principio base del cristianismo. Estos personajes, afirmó, “no tenían una relación con Dios. Tenían un posición de poder y también de comodidad en la Iglesia, pero no la palabra de Dios”.
Francisco no ocultó el enorme daño que estas personas han provocado a la Iglesia católica. Al final de su homilía reconoció con amargura que los comportamientos de estos obscuros personajes han terminado por convertir a la Iglesia en un emblema de “corrupción” en el mundo y en un motivo de “burla” de la gente. Los sacerdotes corruptos, dijo, “no dan el pan de al vida, sino comida envenenada”.
Palabras nunca antes pronunciadas con tal claridad por un Pontífice que debieron seguramente resonar con fuerza en la sede de la ONU en Ginebra, donde el nuncio Silvano Tomasi, ante al Comité para los derechos de los niños, profundizaba lo escrito en un documento que el Vaticano presentó, en 1994, sobre los abusos sexuales cometidos por sacerdotes.
“La respuesta de la Santa Sede al triste fenómeno de los abusos sexuales contra menores está articulada en diversos ámbitos”, explicó el nuncio, agregando que para enfrentarlo con eficacia también se han puesto en práctica “políticas y procedimientos encaminados no sólo a contribuir a la eliminación de tales abusos, sino a establecer una colaboración con las autoridades civiles en el combate de estos crímenes”.
Tomasi admitió que “se encuentran abusadores entre los miembros de las profesiones más respetadas del mundo y, más lamentablemente, entre miembros del clero”. Poco más tarde, ante los micrófonos de la Radio Vaticana, monseñor Tomasi, refiriéndose concretamente a estos execrables hechos, afirmó que “no existe ninguna excusa para ningún tipo de violencia y explotación de los niños” y que “estos crímenes nunca podrán ser justificados cuando se cometen en casas, escuelas o en estructuras de instituciones religiosas”.
Respecto a las denuncias de que la Santa Sede ha obstaculizado las acciones de la justicia civil, el también representante permanente de la Santa Sede ante la sede ginebrina de la ONU precisó que “impedir el curso de la justicia es una interferencia indebida e injusta ya que, como dice el papa Francisco, para que la justicia siga su curso es necesaria la transparencia”.
Para evidenciar la nueva línea en contra de la pederastia sacerdotal, antes de esta reunión, la primera en la que el Vaticano acepta que ser interrogado por una agencia de la ONU sobre los escándalos y protección a curas pedófilos, la Santa Sede envió a Ginebra el Motu Propio con el que Papa modificó el código canónico penal introduciendo los delitos de pederastia, pornografía infantil y el de reducción a la esclavitud de un menor.
Miembros del comité de la ONU pidieron aclaraciones sobre las reparaciones materiales, psicológicas y morales previstas para las víctimas, sobre las cuales no hubo respuestas claras del Vaticano. También se pidieron cifras concretas sobre los casos de los que ha tenido conocimiento el Vaticano, y cómo los trataron, así como del número de sacerdotes juzgados por abusar de menores o por ocultar el delito.
En las más de cinco horas de sesión, la única referencia que hizo Tomasi a cifras fue cuando señaló que para 2012 se habían acumulado 612 casos de abuso sexual que involucraban a personal del clero, de los que 465 eran más serios
Empero, organizaciones civiles que representan a las víctimas afirman que sólo en Estados Unidos se registraron desde los 60 más de 100 mil casos, sin contar con los registrados en Irlanda, entre otros. (Con información de agencias/El Universal)