En su aniversario, Mérida resuma historia y cultura y dinamiza su desarrollo
Mérida, Yucatán, 6 de enero 2015.- El encuentro de dos culturas, la sangre mestiza, su arquitectura emanada de manos indígenas, la cultura y la calidad del medio ambiente de Mérida, fueron puntos rectores de la intervención del Alcalde Renán Barrera Concha durante la Sesión Solemne de Cabildo con motivo del CDLXXIII aniversario de la fundación de Mérida.
Sin embargo, señaló que quienes vivimos en esta ciudad no logramos apreciar el valor de su entorno ya que, estamos acostumbrados a la limpieza de su cielo y la calidad de su aire, vivimos desenfadados y atenidos a esa gratuidad sin gran aprecio, sin ponernos a pensar que en el resto del mundo la contaminación obliga en muchas ocasiones a un enojoso cambio de hábitos que restringe la vida cotidiana y obliga a tomar medidas especiales para mantener las mínimas condiciones de supervivencia y sanidad.
El Concejal invitó a los meridanos a recorrer la ciudad con una mirada distinta, ajena a lo cotidiano y dispuesta a sorprenderse y volverse íntima, para que cada ciudadano haga suya cada calle, cada avenida, cada plaza, cada parque.
—A recorrer con deleite la diversidad de sus arquitecturas, desde la sobriedad colonial que empata con la austeridad de las últimas edificaciones mayas, hasta las modernos edificios asentados en las nuevas avenidas —subrayó.
La Sesión Solemne, en la que estuvo presente Diana Castillo Laviada, esposa del Alcalde y presidenta del DIF Municipal, se desarrolló en el auditorio “Silvio Zavala Vallado” del Centro Cultural de Mérida “Olimpo” y tuvo como orador huésped al cantautor yucateco Armando Manzanero Canché.
Asistieron también representantes de los tres poderes del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, así como cronistas de la ciudad, representantes de cámaras empresariales, de organizaciones de la sociedad civil y, por supuesto, del gremio artístico.
Destacó que el rescate y la revitalización del centro histórico, “que ha concentrado una buena parte de nuestro empeño, al que se han sumado los propios vecinos y diversas organizaciones de la sociedad civil, ha permitido gradualmente la recuperación de los espacios públicos para devolver a Mérida su esplendor y propiciar la dinámica urbana que se expresa en la actividad comercial, la creación artística y cultural, la recreación y el esparcimiento y, en fin, todas las formas de convivencia que en suma caracterizan la vida de una ciudad centrada en el bienestar de sus habitantes”.
Renán Barrera se refirió a la riqueza con que cuenta Mérida, tanto humana como inmobiliaria y los numerosos eventos gratuitos que se desarrollan cada día de la semana o los ya establecidos periódicamente, como la Noche Blanca y el MéridaFest.
—Necesitamos consolidar el marco jurídico que dé sustento a la participación ciudadana, promueva la permanencia y la sustentabilidad a largo plazo de la actividad artística y cultural y socialice sus productos para romper con el viejo mito de que el arte y la cultura son asunto exclusivo de elites —propuso—. Leyes que definan los mecanismos de asignación y manejo de los recursos públicos destinados al fomento del arte y la cultura y llamen a transparencia y la rendición de cuentas.
El Primer Edil recordó que la libertad de expresión ha sido norma de gobierno de este Ayuntamiento, que admite y alienta sin censura las propuestas artísticas y culturales, por lo que fue eliminada la vieja fórmula de entretener con “circo” a un pueblo dócil y acrítico.
—Nos hemos aventurado con éxito en la propuesta de nuevas iniciativas que reflejan desde el escenario las condiciones de vida de una ciudadanía dispuesta a transformarse y a transformar los modelos de participación por medio del arte, a través del poderoso lenguaje de la literatura, el teatro, el cine, la fotografía la pintura, la danza y la música —manifestó—. Y no es que a partir del arte estemos fomentando la revolución y reviviendo el anhelo romántico que en su momento conmovió al mundo… es simplemente que deseamos presentar alternativas frente a la enajenación, la apología del poder, la veneración de la fuerza, la justificación del daño y la sumisión.
—Frente al México convulso y dislocado que han instalado el crimen y la corrupción en buena parte del territorio nacional, destaca la calidad de vida y el clima de paz que vivimos en Mérida y por fortuna en todo Yucatán —indicó—. Sería absurdo y peligroso atribuirlo a un solo factor, pero en parte puede explicarse por la vocación ciudadana hacia una cultura de la paz fundada en el diálogo, la solidaridad y la participación.
—En la medida en que los ciudadanos se sienten verdaderamente representados por las autoridades por las que votaron, fluye el diálogo; en la medida en que los gobernantes cumplen con la palabra empeñada en favor de los más necesitados, surge la solidaridad; en la medida en que sentimos como propia la ciudad que habitamos, nace la participación —continuó—. Por ello no es casual que el arte y la cultura sean nuestro signo distintivo y sea la música yucateca lo que más nos represente y frente a ello tenemos el grave reto de conservarlo.