PPK, como se le conoce popularmente, concede a EL PAÍS su primera entrevista como presidente
Lima, 01 de agosto de 2016.- Si Perú se ha convertido en lo que llevamos de siglo en un caso especial en América Latina por su constante crecimiento económico, no menos excepcional es la llegada al poder de Pedro Pablo Kuczynski, de 77 años. Y no tanto por su ajustada victoria sobre su rival Keiko Fujimori en las elecciones del pasado 5 de junio por solo 39.000 votos, como por la distinción intelectual del nuevo presidente de Perú, algo que contrasta fuertemente con otros líderes pasados y presentes de la región.
Educado en Oxford y Princeton, economista del Banco Mundial, exbanquero, exministro y ex primer ministro, dos veces exiliado, tras el golpe del general Velasco Alvarado (1968) y durante la década ominosa de Alberto Fujimori (1990-2000), PPK, como se le conoce popularmente, es además músico —toca el piano y la flauta travesera— y heredero de una fascinante historia familiar donde no faltan insignes espías al servicio de la Unión Soviética.
Su padre, médico judío, huyó en 1936 de la Alemania de Hitler para establecerse en Perú como especialista en enfermedades tropicales en la Amazonia. Allí ayudó a fundar la leprosería de San Pablo, donde años después, ya en los cincuenta, un joven estudiante de medicina, Ernesto Guevara, trabajó como voluntario. Su madre, nacida en Suiza y profesora de música y literatura, era tía del director Jean-Luc Godard. Este parentesco cinematográfico se refuerza con la coincidencia de que su actual esposa, Nancy Lange, sea prima de la actriz Jessica Lange.
Kuczynski concede a EL PAÍS su primera entrevista como presidente en su domicilio particular en el distrito de San Isidro, un barrio residencial de Lima. En su despacho, lleno de libros vividos, PPK explica con humor y calculadora en mano el Perú con el que sueña tras otra jornada de actividad agotadora bajo un insólito sol de invierno. Una visión sobre el futuro de su país que en apenas dos días le ha valido que pasara de ser acusado de lobista a ser criticado por izquierdista. (Con información de El País)