Con un solitario gol de Luis Gabriel Rey con complicidad de Cirilo Saucedo, La Franja supera a Monarcas y se lleva el trofeo.
FRISCO, 21 de julio de 2015.- Un error del portero Cirilo Saucedo le dio a Puebla el gol con el que venció a Monarcas Morelia para quedarse con la Supercopa MX, en partido disputado en el Toyota Park.
El gol que le permitió al cuadro poblano coronarse en esta final, fue de Luis Gabriel Rey en el minuto 67 y contó con la complicidad del guardameta del conjunto moreliano para hacer el 1-0.
El encuentro tuvo un arranque en el que los poblanos estuvieron más activos y generaron algunas llegadas de peligro sobre el marco de Saucedo, quien pasó algunos apuros con los ataques del rival y regresos de balón de sus defensas.
Sin embargo, la más clara la tuvo Monarcas con el guaraní Pablo Velázquez, quien en un error defensivo de la zaga poblana, conectó el balón cayéndose pero su remate pasó cerca del poste izquierdo de la meta del pampero Cristian Campestrini.
Después, el ritmo con el que arrancó el cotejo bajó poco a poco, propiciado por las altas temperaturas que se dejaron sentir en esta ciudad, lo que provocó que las ocasiones de gol comenzaron a escasear y los jugadores a reservarse.
Conforme el clima mejoraba, el encuentro intentó subir su nivel con los dos equipos que trataron de ir al frente, y fue el conjunto michoacano el que tuvo su oportunidad en un remate franco de Armando Zamorano que Campestrini atajó en la línea de gol en el 62.
La Franja también tuvo la suya en el minuto 64, en los pies de Christian Bermúdez, quien ingresó por izquierda para encarar a Cirilo Saucedo, éste último, achicó bien y el “Hobbit” no supo definir para dejar el balón en el arquero.
Pero en el 67’ las cosas fueron diferentes, ya que Luis Gabriel Rey no perdonó y estuvo atento al balón que dejó a su merced el portero de Monarcas, Cirilo Saucedo, para conectar sin problemas y hacer el 1-0.
Morelia se fue al frente en busca del empate para tratar de lograr algo en los penaltis, pero enfrente se topó a un Campestrini que atajó todo y dejó constancia de que sería difícil anotarle, y mantuvo el cero en su puerta. (Excelsior)