Los menores de edad, principales víctimas del sexteen y grooming
Mérida, Yucatán, 6 de diciembre del 2016.- Lo que puede iniciar como un juego erótico o una travesura de “enamorados”, puede convertirse en un verdadero infierno al finalizar una relación de pareja, en donde la extorsión, los chantajes, el acoso y las humillaciones se vuelven virales en las redes sociales de Internet.
Con el empleo de las nuevas tecnologías, sobre todo de los teléfonos celulares inteligentes, el fenómeno del “sexteen” puede salirse de control de forma instantánea. Y es que en la mayoría de los casos, esos videos o fotografías se compartieron a una persona con la que, la ahora víctima, sostenía una relación sentimental y supuestamente se tenían confianza.
Una imagen erótica, en prendas menores, o hasta en situaciones pornográficas puede llegar a miles de cibernautas, cuando quien las recibe hace mal uso de ésta, en ocasiones sólo para humillar a la persona afectada, y en el peor de los casos, para extorsionarla económicamente.
Sin embargo existe un fenómeno más peligroso, el “grooming”, en donde lamentablemente los menores de edad son las principales víctimas, quienes suelen ser engañados en las redes sociales por adultos que crean perfiles falsos para tratar de obtener material pornográfico.
Al no tomarse las medidas de seguridad adecuadas cuando se utilizan las nuevas tecnologías de la información y las redes sociales, en ambos casos la intimidad es vulnerada, y entre las consecuencias destaca la depresión en la que puede caer la persona denigrada.
Contenidos peligrosos
Especialistas de la Unidad de Atención Sicológica, Sexológica, y Educativa para el Crecimiento Personal (UNASSE) alertan sobre los riesgos de no tomar medidas preventivas al compartir contenidos e información en las nuevas tecnologías, siendo el sexteen un fenómeno que afecta a diferentes sectores de la sociedad, principalmente a los adolescentes.
“El sexteen ha “evolucionado” bastante, antes se enviaban textos con lenguaje sexual desde el teléfono celular, y ahora con sus cámaras y servicios multimedia esos mensajes tienen contenido que incluyen fotos o vídeos, y eso puede ser peligroso”, indicó Gabriela Cervera Ramayo, coordinara de la Red de Jóvenes de esa asociación.
Lo que empieza con una charla subida de tono, pasa a enviar una fotografía “coqueta”; luego les piden imágenes con poca prendas, después videos en donde les “bailan”, hasta que, acceden a enviar fotos sexuales más explicitas, ejemplificó.
Esto ocurre, señaló, porque no toman precauciones al momento de enviar esas imágenes íntimas, ya que no dimensionan los riesgos de que esos contenidos pueden virilizarse en cuestión de horas en internet.
“Hay que tener cuidado cuando tu novio o novia te pida ese tipo de fotos. En ese momento están enamorados y confían plenamente el uno con el otro, pero no saben cuánto va a durar esa relación y cómo va a terminar. Si acaban enojados, quizás tu ex pareja te quiera perjudicar de alguna manera, y puede hacer mal uso de ese material. No porque seas mi novia quiere decir que siempre estaremos juntos”, explicó Cervera Ramayo.
Sin control en internet
Por su parte, María Torres Baeza, también psicóloga de UNASSE, recalcó que cuando se suben ese tipo de contenidos a Internet, se pierde el control sobre éstos, ya que pueden reproducirse inmediatamente.
Con las famosas “capturas de pantalla”, esas imágenes pueden dar la vuelta mundo, aunque sólo se hayan publicado unos cuantos segundos. Es casi imposible impedir que se compartan, ni saber el uso que le darán otras personas completamente desconocidas.
Torres Baeza señaló que intercambiar ese tipo de material con la pareja no es realmente malo, porque se trata de una práctica sexual segura, pero lo que hay que tomar en cuenta es que debe existir un límite y reflexionar sobre las posibles consecuencias.
“De lo que se trata es de generar consciencia sobre esta práctica, de hacerle saber a la pareja que ese contenido no debe compartirlo con alguien más. Si es un juego erótico se vale hacerlo, pero inmediatamente se tienen que borrar, es decir, tomar medidas para que no se salga de control”, explicó.
Detrás de la pantalla
Pero en el mundo del internet hay riesgos mayores, en donde los delincuentes buscan engatusar a menores de edad para cometer delitos sexuales, empleando para estos fines las redes sociales, aprovechándose de que no siempre se sabe quién está detrás de la pantalla de una computadora.
Tal es el caso del fenómeno grooming, que consiste en que un adulto se hace pasar por un menor de edad con el afán de enganchar a adolescentes para obtener material pornográfico, o lograr un encuentro sexual con ellos.
Estos delincuentes crean perfiles e identidades falsas en las redes sociales “para engatusar” a los menores, ganándose su confianza a través de pláticas por chat, haciéndoles regalos, enviándoles crédito a sus teléfonos, entre otras.
Al respecto, Pedro Rodríguez, titular de la Unidad Especializada en el Combate de Delitos Cometidos por Medios Electrónicos de la Fiscalía de Yucatán, recalcó que el internet es extraterritorial, por lo que este tipo de delitos pueden realizarse desde otros estados del país o incluso desde el extranjero, muchas veces por bandas delincuenciales profesionales.
“Saben cómo crear perfiles falsos usando fotografías de niños de otros países, o de víctimas anteriores a quienes les bajaron su información. Incluso logran penetrar a escuelas completas, haciéndose “amigos” en redes sociales de personas en común, conocen la música que escuchan y la película que está de moda en ese sector, por lo que logran ganarse la confianza de los menores”, explicó.
El grooming es muy peligroso, pues esos adultos logran persuadir a los menores para que les envíen fotografías pornográficas que posteriormente utilizan en otros sitios de internet, y en el peor de los casos –como ha ocurrido en otros estados del país-, llegan a ponerse de acuerdo con las víctimas para encontrarse en algún lugar, con la intención de abusar sexualmente de ellos o secuestrarlos. (Para continuar leyendo el reportaje, consulta la última edición de la revista impresa Desde el Balcón)