Con 30 votos a favor, Nebraska es el 19 estado en abolir la pena en Estados Unidos; ningún preso ha sido ejecutado desde 1997.
AUSTIN, 28 de mayo de 2015.- La Legislatura de Nebraska (Estados Unidos) aprobó la abolición de la pena de muerte en ese estado con 30 votos a favor y 19 en contra, los suficientes para anular el veto impuesto por el gobernador, Pete Ricketts, contra esa iniciativa.
Los promotores de la iniciativa necesitaban exactamente 30 votos para superar el veto impuesto este martes por Ricketts, cuya campaña de presión logró que dos de los senadores que inicialmente habían apoyado la abolición se retractasen.
«Hoy estamos votando algo que me trasciende a mí, que trasciende a este estado y que trasciende a esta Legislatura», dijo durante su intervención el senador independiente Ernie Chambers, que durante 40 años ha tratado de abolir la pena de muerte desde su asiento en el Capitolio de Lincoln (Nebraska).
Los senadores que apoyaron a Chambers, muchos de ellos pertenecientes a una nueva generación de republicanos, cuestionaron la vigencia de la pena de muerte por motivos religiosos y por las dificultades de Nebraska para aplicarla, dado que ningún preso ha sido ejecutado desde 1997.
También cuestionaron la posibilidad de que haya inocentes que sean ejecutados y defendieron la cadena perpetua como alternativa a la pena de muerte.
Podemos encerrar a esta gente por el resto de sus vidas. Es preferible a la pena de muerte», dijo el senador Al Davis, a lo que su colega Joni Craighead respondió: «La cadena perpetua es un cambio demasiado beneficioso para ellos».
Con la decisión tomada hoy, Nebraska se convierte en el estado número 19 en abolir la pena capital en Estados Unidos, un castigo que sigue siendo legal en los otros 31, aunque en una decena de estos rigen moratorias.
La abolición en Nebraska es especialmente significativa, ya que se trata del primer estado considerado conservador en tomar una decisión de este tipo en más de 40 años, y llega en un momento en el que la pena de muerte está bajo mínimos y más cuestionada que nunca. (EFE/Excelsior)