La protesta se convirtió en un rechazo masivo hacia el gobierno venezolano.
Caracas, Ven., 27 de octubre de 2016.- La tensión política en Venezuela sigue agudizándose. El saldo provisional de “La toma de Venezuela”, la protesta convocada por la oposición como respuesta a la suspensión temporal del referéndum revocatorio del presidente Nicolás Maduro, es por el momento de al menos 120 manifestantes heridos y 147 detenidos, la mayoría en varios Estados del país, según anunció por su parte el líder opositor Henrique Capriles, que hizo un recuento, mostrando las fotos de los heridos de bala.
El ministro de Interior y Justicia de Venezuela, Néstor Reverol, ha informado de que un oficial de la policía del céntrico Estado de Miranda ha muerto y otros dos resultaron heridos cuando intentaban disolver una manifestación de un grupo de opositores, informa Efe. Reverol explicó que los funcionarios «procedieron a intentar dispersar la manifestación y, por parte de los manifestantes, se inició un ataque con arma de fuego».
Tras la marcha, a la que habrían asistido decenas de miles de personas, Caprilesllamó a repetir el jueves el 3 de noviembre las protestas, pero solo en la capital, Caracas, y con destino al palacio presidencial de Miraflores. Además, la alianza opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) convocó una huelga general de 12 horas para el próximo viernes.
Fue Capriles el que abrió la marcha de este miércoles, que comenzó al mediodía. La caminata ocupaba el tramo este de la autopista Francisco Fajardo, que cruza todo el estrecho valle de la capital venezolana. En el distribuidor Altamira, el bastión por antonomasia de la oposición, la gente llenaba ambos sentidos de la vía expresa y también el elevado que comunica con la avenida Luis Roche, que culmina a las faldas del Cerro Ávila, el ícono de esta ciudad, informó Maolis Castro.
Un kilómetro más hacia el Este, desde el distribuidor La Carlota, se podía apreciar la multitud que caminaba desde el Oeste, apreció Ewald Scharfenberg. Los manifestantes parecen haber superado los obstáculos colocados por el régimen para impedir la llegada de sus adversarios hasta los puntos de partida. “La toma de Venezuela” se ha convertido en un masivo acto de rechazo contra el presidente Nicolás Maduro y un alegato contra las calamidades económicas de la nación sudamericana.
Temprano en la mañana la caminata, cuyo desarrollo se anticipaba tenso debido a los fuertes cruces con los líderes del régimen en la Asamblea Nacional y el asalto al Parlamento del pasado domingo, prometía no ser tan multitudinaria como la ocurrida el pasado 1 de septiembre, durante la llamada Toma de Caracas.
El cierre de diez estaciones del Metro de Caracas, la convocatoria sobrevenida, hecha apenas el fin de semana, y las habituales demoras que coloca el régimen impedían que los manifestantes llegaran a tiempo hasta los cinco puntos dispuestos por la organización.
Lo que ha llamado la atención es que la Guardia Nacional Bolivariana, la policía militarizada, muy renuente en el pasado reciente a impedir el corte de las vías expresas, haya permitido el desarrollo de la caminata. La ciudad se ha paralizado por completo como en los días feriados.
El chavismo, mientras tanto, se concentró en los alrededores del Palacio de Miraflores, la sede del gobierno, para evitar que se repita el fatal choque del 11 de abril de 2002, cuando el entonces presidente Hugo Chávez fue derrocado por 72 horas.
En el palacio presidencial el presidente Nicolás Maduro instaló el Consejo de Defensa de la Nación, una instancia consultiva del gobierno que incluye a los máximos representantes de los cinco poderes públicos. Fue un discurso breve que enmarcó el anuncio de una sesión permanente de la instancia.
Fue notoria la ausencia del opositor Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional, quien anunció horas antes que no asistiría al cónclave. Las cámaras de televisión mostraban el asiento vacío mientras el gobernante venezolano criticaba su ausencia y lamentaba “que continuara en desacato”, en referencia a la decisión del Supremo que invalidó todas las decisiones del Parlamento mientras éste mantenga incorporados a tres diputados cuya elección ha sido colocada bajo protesta.
“Él está obligado a venir y sabe que yo soy un presidente dialogante”. Con ello la oposición se atrinchera en su decisión de no dialogar con el gobierno mientras se mantenga suspendida la organización del revocatorio.
En las principales ciudades de Venezuela también la oposición está tomando la calle vestidos con franelas blancas y portando la insignia nacional. En las principales ciudades del país, como Barquisimeto y Maracay, también se han reportado gran cantidad de asistentes. En Mérida, la capital del estado homónimo del Occidente del país, se produjo un enfrentamiento entre manifestantes y policía. Se lanzaron gases lacrimógenos.