No es suficiente el encerrar a los delincuentes sin efectiva reinserción en la sociedad, señaló el líder religioso
El Vaticano, 22 de junio de 2014.- En la región de operaciones de la mayor organización delictiva en Italia, las palabras que ayer pronunció el Papa retumbaron fuerte: “Aquellos que eligen el camino equivocado, como los mafiosos, no están en comunión con Dios. Están excomulgados”.
Banderas de colores, aplausos y gritos de miles de personas acompañaron al Pontífice a lo largo de su primer viaje al municipio sureño italiano de Cassano allo Jonio, el pueblo calabrés en el que la mafia local, la Ndranghetta, mató en enero a un niño de tres años. El niño fue asesinado junto con uno de sus abuelos y la novia del abuelo, en un ataque atribuido a una guerra por el control de territorios entre narcotraficantes. Los agresores incendiaron el vehículo con las tres víctimas dentro.
El padre y la madre del chico estaban presos por cargos de narcotráfico cuando ocurrieron los hechos. Francisco manifestó su horror por ese ataque y había prometido visitar la localidad.
Ayer, en la cárcel de Castrovillari, el Papa abrazó al hombre, quien le pidió que orara por la madre del menor, a la que se permitió salir de prisión por el asesinato del niño y se encuentra en arresto domiciliario.
Ante 180 hombres y mujeres detenidos, advirtió asimismo que no es suficiente el encerrar a los delincuentes si esto no se acompaña con un empeño concreto de las instituciones de cara a una efectiva reinserción en la sociedad.
“Cuando este requisito no se cumple, la ejecución de la pena se convierte en un instrumento de castigo y represalia social”.
El Pontífice también se reunió con dos de las abuelas del niño. De acuerdo con un portavoz vaticano, reverendo Ciro Benedettini, Francisco dijo al padre del menor: “Que nunca los niños tengan que sufrir de nuevo de esta manera”.
Luego, durante una misa multitudinaria en Sibari, lanzó el ataque más fuerte contra el crimen organizado desde que el difunto Juan Pablo II criticara duramente la mafia siciliana en 1993.
“Si la adoración por Dios es sustituida por la adoración del dinero, se abre el sendero del pecado, la vanidad y la opresión”. Más claro fue todavía cuando dijo que “la Ndraghetta es exactamente eso: la adoración del mal, el desprecio del bien común. Contra ese mal hay que luchar”. Y llamó a los jóvenes a resistir las tentaciones del dinero rápido.
También aseguró que la Iglesia ejercería todos sus esfuerzos para combatir el crimen organizado. “Nuestros hijos lo están pidiendo, nuestros jóvenes lo están pidiendo. Necesitan esperanza y la fe puede ayudar a responder a esta necesidad”, dijo.
La Ndranghetta es considerada una de las organizaciones más poderosas del crimen organizado, con una facturación multimillonaria. Sus conexiones llegan al norte de Europa, Sudámerica y Estados Unidos y además se enriquece mediante extorsiones a negocios e influye en la concesión de contratos de obras públicas en la región.