Ministros de la Suprema Corte de Brasil critican a la presidenta por no reconocer que su destitución es constitucional
Brasil 22 de abril de 2016.- La presidenta de Brasil,Dilma Rousseff, aprovecha los huecos que encuentra para defenderse del proceso de destitución (‘impeachment’) que será evaluado por el Senado de Brasil en las próximas semanas. Después de hablar con la prensa extranjera esta semana, la presidenta, del Partido de los Trabajadores (PT), quiere dar su versión a los jefes de Estado que participarán del encuentro de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para firmar el Pacto de París. La mandataria brasileña aterrizó en Nueva York este jueves. En su discurso en la ONU defenderá, previsiblemente, que es víctima de un golpe de Estado, y no de un proceso legal de destitución presidencial.
Rousseff decidió a última hora que participaría del evento internacional. Se espera que realice su declaración este viernes por la tarde, cuando los representantes de 195 países estarán en el encuentro que sella el acuerdo contra el cambio climático elaborado en diciembre del año pasado, en la COP 21
El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, acusado por Rousseff de «golpista y conspirador», ya ha reaccionado a los planes de la mandataria. En una entrevista en el diario Financial Times, Temer dijo que no hay ningún golpe en curso en Brasil. “Varios ministros de la Suprema Corte han dicho lo mismo. Se trata de un proceso constitucional”, afirmó Temer, que fue vicepresidente de Rousseff desde 2010 hasta el 29 de marzo cuando su partido, el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), rompió con el Gobierno.
De hecho, tres de los 11 ministros del Supremo ya han declarado de que el impeachment de la presidenta, apoyado por 367 votos en la Cámara Baja el último domingo 17 (25 votos más de los necesarios para aprobarlo) siguió lo que dice la Constitución brasileña. “Si la presidenta ve la existencia de un golpe, comete un grave equívoco”, dijo Celso de Mello, el más antiguo ministro da Corte, segundo el diario O Globo. Para otro integrante de la corte, Dias Toffoli, alegar que hay un golpe es “una ofensa a las instituciones brasileñas”.
La oposición que apoya a Temer también ha reaccionado a la intención de la presidenta de utilizar la tribuna de la ONU para defenderse. El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, el senador Aloysio Nunes Ferreira, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), también ha ido a Estados Unidos para participar de la misma reunión que Rousseff. “Espero que no haga de este evento un mitin político en el que presente una visión falsa de lo que es la democracia brasileña”, le dijo Nunes a la corresponsal de EL PAÍS, Silvia Ayuso. Nunes añade que la presidenta está “desesperada para mantenerse en el cargo, y trabaja para destruir la imagen positiva del país”.
Apoyo débil
Desde el inicio de la crisis política, pocas naciones u organizaciones internacionales se han manifestado a favor de Rousseff. Tan solo Uruguay, Bolivia, Venezuela y Ecuador, además de la presidencia de la Organización de los Estados Americanos, la han apoyado públicamente.
La de esta semana será la primera salida internacional de la presidenta desde que su vicepresidente rompió la alianza con ella. Estará al menos dos días en el extranjero (el jueves y el viernes), por lo que Temer asume la presidencia mientras Rousseff está en viaje.
Desde que la Cámara de los Diputados aprobó su juicio político, el domingo pasado, Rousseff ha intensificado sus contactos con los medios de comunicación y refuerza el mensaje que el proceso no tiene ninguna base legal. También ha aumentado la temperatura de sus críticas al vicepresidente y al presidente de la Cámara, Eduardo Cunha (PMDB), a quienes tilda de conspiradores.
Este miércoles, el abogado general de la Unión, José Eduardo Cardozo, uno de los ministros más cercanos a la presidenta, defendió que esta use la tribuna internacional para tratar de cuestiones internas. «Es legítimo que lo pronuncie [el discurso]. Y lo hará en el ejercicio de sus funciones como representante del estado brasileño», afirmó Cardozo. (El País)