El mexicano logró par de trofeos, por uno del español José Tomás, quien regresó a México y llenó el coso de Insurgentes.
CIUDAD DE MÉXICO. 01 de febrero de 2016.– Inicio esta reseña recordando al añorado Alfonso López, cronista de esta casa editorial por décadas, que siempre imprimió en ellas su gran afición por los toros, así como su buen humor y cariño a la fiesta brava.
Sin dudarlo que se ha tratado de un importante acontecimiento taurino; importante porque ha generado una expectación inusitada y la Plaza México lució como en sus mejores días, con un llenazo de importancia, con público formado desde cuatro horas antes del festejo para poder ocupar la mejor localidad disponible en los generales que lucieron llenos a reventar; importante porque muchos aficionados de España, Francia y Sudamérica decidieron hacer el viaje para no perderse la presentación de José Tomás, torero que ha generado, en torno a su apasionante historia de éxitos, triunfos y graves cornadas, un mito y una leyenda.
De salmón y oro el Príncipe de Galapagar en el primero de la tarde,Bellotero, de la Ganadería de los Encinos, un toro de impecable presentación que lamentablemente resultó débil, Tomás se metió en los terrenos del toro y resultó arropado en un par de ocasiones, salvándose milagrosamente de un percance serio, de una estocada despachó al toro y recibió una oreja que fue protestada por el respetable.
A su segundo, Platero, de procedencia De la Mora, toro que se prestó para el lucimiento, permitió que sonaran los olés con fuerza para el de Madrid, sin lograr rematar una gran faena que malogró con la espada saliendo al tercio a agradecer la ovación. Sin embargo, al salir el quinto de la tarde de De la Mora, Soberano, el exigente cónclave capitalino lo protestó por lo que fue devuelto a los corrales, salió Romancero, de Xajay, y ya la afición estaba muy molesta, por lo que decidió abreviar ante las protestas quedando a deber a sus seguidores de aquí y de allá.
La tarde fue para Joselito Adame, elegantemente vestido de azul y oro, que en el segundo de la tarde, Seda Gris, de De la Mora, tuvo en sus manos los primeros trofeos del festejo gracias a una recia faena entre gritos de ¡torero, torero! que malogró con los aceros, saludando desde el tercio. En el cuarto del festejo, Pitayo, de los Encinos, realizó una faena de exposición metido en los terrenos del toro, nuevamente falló con la espada y escuchó algunas palmas. El triunfo llegaría con el sexto, Patol, de los Encinos, también de excelente presentación y con cualidades en la embestida lo que permitió a Adame realizar otra gran faena milimétrica y templada, emocionante, que a pesar de una gran estocada a un tiempo, un descabello, recibió gran petición que el juez premió con dos orejas, siendo protestada la segunda, pero con una clamorosa vuelta al ruedo y salida a hombros.
El público entre el que se dejaron ver figuras del arte, de la política, de los medios de comunicación y de la iniciativa privada, acudió en su mayoría a ver al de Galapagar, Madrid, y salió atestiguando la consolidación de Joselito Adame que estuvo a la altura del compromiso y muy cerca de consolidarse ya como una figura del toreo. Al tiempo….
Ejemplar por ejemplar
BELLOTERO (marcado con el 40, de 522 kilos).- Negro bragado de la ganadería de Los Encinos falto de fuerza y fondo. Toro que blandeó hasta medir la arena en los primeros tercios. Todo el mérito con él para el maestro José Tomás.
SEDA GRIS (65, de 518 kilos).- De la dehesa de Fernando de la Mora, un toro cárdeno sin entrega, poco qué hacer con él para Joselito al inicio, más el mexicano supo sacarle juego.
PLATERO (175, de 488 kilos).- Noble, pero de poca raza el tercer ejemplar, de Fernando de la Mora. Cárdeno que salió protestón en los primeros tercios. Toro bien hecho, con cara, con calidad, pero ese punto de manso característico al que José Tomás expuso y consintió en una faena de mucha paciencia.
PITAYO (110, de 500 kilos).- Cárdeno de Los Encinos. Exigente y violento; deslucido burel, zancudo, con el que batalló Adame.
SOBERANO (27, de 525 kilos).- De Fernando de la Mora, devuelto por chico nada más aparecer en el ruedo tras las protestas del público; fue el último de José Tomás.
ROMANCERO (48, de 500 kilos).- Tampoco gustó el reserva de la ganadería de Xajay, toro que no sirvió, ante la desilusión del respetable; una mediocre presentación y muy poco juego de este ejemplar emergente que provocó más protestas del público.
PATOL (61, de 597 kilos).- Cárdeno girón de Los Encinos; Adame aprovechó la profundidad del toro en su embestida, sobre todo por el pitón zurdo. Burel entregado, bien presentado. (Excelsior)