El mexicano falleció ayer en Los Ángeles, California. Será recordado por su exitoso trabajo al frente del CMB por 39 años y porque buscó el bienestar del boxeador.
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de enero de 2014.- La vida de José Sulaimán Chagnón, mandamás del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) desde 1975, terminó ayer por la tarde, a los 82 años, en un hospital de Los Ángeles, California, donde estaba internado desde hace más de 100 días.
El CMB dio a conocer la noticia a través de su cuenta oficial de twitter: “Lamentamos mucho informar el fallecimiento de nuestro queridísimo presidente, Don José Sulaimán, descanse en paz.”
Los restos del dirigente, nacido nació el 30 de mayo de 1931 en Ciudad Victoria, Tamaulipas, fueron trasladados a la Ciudad de México ayer y hoy, al medio día, tendrá lugar el sepelio en el Panteón Francés.
De madre siria y padre libanés, Sulaimán se desempeñó como boxeador, entrenador, réferi, juez, promotor y miembro de la comisión de boxeo de San Luis Potosí desde los 16 años.
Ingresó al CMB en 1968, cinco años después de que fue creado el organismo, y para 1975, en una convención realizada en Túnez, fue electo de manera unánime como presidente del organismo. Nunca dejó esa posición.
El CMB tenía 21 países afiliados. Bajo su mando, Sulaimán convirtió al boxeo en un negocio, logró hacer de este uno de los organismos más importantes del mundo y actualmente tiene 160 afiliados.
El dirigente mexicano fue criticado en ocasiones por la manera en que tomaba decisiones. Fomentó la creación de categorías intermedias y algunos consideraron que eso devaluó el reconocimiento para los pugilistas.
El gran legado de Sulaimán fue la protección que se brindó a los deportistas. Promovió la reducción de 15 a 12 rounds en las peleas, incluyó una cuarta cuerda en el cuadrilátero para disminuir el riesgo de lesiones en la cabeza, decretó que el pesaje se realizara un día antes y exigió a los boxeadores tener al menos un chequeo médico al año.
La gran deuda fue la lucha contra el dopaje, un deporte que aún tiene muchas dudas debido a la falta de rigor en la reglamentación.
También firmó un acuerdo con la UCLA para investigar lesiones cerebrales, prohibió los guantes de seis onzas y logró que se utilizaran guantes con el pulgar separado.
Fue crítico con la manera en que se maneja el boxeo amateur y eso le generó diversas polémicas con la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA, por sus siglas en inglés).
“El boxeo es el deporte de los pobres y mientras haya pobres en el mundo siempre habrá boxeo”, es la frase más recordada de José Sulaimán.
El longevo dirigente mexicano fue en varias ocasiones acusado de favorecer los negocios del promotor Don King, con quien incluso llegó a sostener una polémica en los medios en 2010 por una diferencia sobre el ucraniano Vitali Klitschko. También tuvo enfrentamientos verbales, en 2011, con el promotor estadunidense Bob Arum.
El dirigente mexicano fue reelecto de manera consecutiva en las convenciones de 1976 (Las Vegas), 1980 (México), 1984 (Montreal), 1988 (México), 1992 (Cancún), 1996 (Buenos Aires), 2000 (México), 2004 (Phuket), 2008 (Chengdu) y 2012 (Cancún).
En la convención de Tailandia, realizada apenas el año pasado, fue nombrado presidente vitalicio.
Sulaimán, el dirigente más longevo del mundo según el récord guiness y miembro del Salón de la Fama del Boxeo desde 2007 vio cómo el mundo cambiaba alrededor y dentro del boxeo fue testigo de varias de las más grandes leyendas de este deporte, destacándose Muhammad Ali.
También le tocó admirar peleas de George Foreman, Mike Tyson, Sugar Ray Leonard, Manny Pacquiao y el mexicano Julio César Chávez, quien hace unas semanas lo visitó en el hospital de la UCLA.
Sulaimán, quien no logró recuperarse de una operación a corazón abierto a la que se sometió en septiembre, estaba casado con Martha Saldívar y es padre de seis hijos: Fernando, Héctor, José, Lucy, Claudia y Mauricio, éste último quien lo relevó al frente del CMB.
Testigo de grandes combates, decía que la mejor pelea que observó fue la que protagonizaron Alí y Joe Frazer, en 1971, en el Madison Square Garden, de Nueva York.
En la convención de diciembre de 2011, el CMB aceptó el uso de la tecnología a través de la repetición instantatea, como una medida para darle más credibilidad a las decisiones de los jueces luego de una serie de peleas envueltas en la polémica. Esa es la última gran innovación de José Sulaimán como dirigente, aunque ya no pudo conocer sus efectos.
El minucioso análisis de la cabeza del CMB
En febrero de 2013, José Sulaimán hizo una reflexión del momento que vive el deporte de sus amores, analizó sus 39 años al frente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y sus logros en pro de proteger a los pugilistas.
En entrevista para La Silla de Excélsior, con Pascal Beltrán del Río, director editorial de este diario, transmitida el 20 de febrero de 2013 dentro de la Tercera Emisión de Cadenatres Noticias, el dirigente boxístico, quien recientemente había sido reelegido para un periodo de cuatro años más, dijo que a su juicio el boxeo estaba pasando por una transición generacional, pues muchos de los campeones nacionales se habían retirado, como Julio César Chávez, Erik Morales o Marco Antonio Barrera, entre otros.
Destacaba que actualmente sólo había “uno o dos” y mencionó a Juan Manuel Márquez, a quien le recomendó retirarse del pugilismo a los 39 años de edad, y evitar riesgos a su salud.
“El problema es que aquí llegan a la edad que les da su gana, siguen peleando y los promotores de boxeo se los permiten, nosotros (CMB) queremos poner un límite de 39 años, pero alguien nos demandó en Estados Unidos y ya no pudimos hacer nada”.
Asimismo, mencionó que durante los 37 años que tenía encabezando el organismo, se fueron modificado reglas y objetivos, con el fin de evitar que los boxeadores se den “hasta con los zapatos”.
Entonces relató también que antes de ponerse en marcha estos cambios “había un salvajismo legalizado. Nosotros cambiamos eso, trajimos como una parte primordial, una columna vertebral, la medicina deportiva”.
Sulaimán sostuvo que estos cambios también permitieron que los boxeadores tuvieran acceso a mejores prestaciones, como una pensión para aquellos que por la naturaleza misma del deporte queden inhabilitados para continuar desempeñándose, así como atención médica por parte de la University of California, Los Ángeles (UCLA), para aquellos que presenten daños cerebrales.
Indicó que hoy en día el reglamento obliga a los boxeadores a practicarse exámenes médicos anuales, así como suspender actividades por algunos meses para aquellos que sean derrotados por nocaut.
Dijo que, desafortunadamente, el boxeo no es un deporte ajeno a los casos de doping o drogas, e incluso mencionó que en sus inicios como dirigente del CMB atestiguó uno de los primeros casos, cuando, en Maracaibo, Venezuela, a un boxeador filipino le aseguraron un líquido con alto grado de anfetaminas.
“Yo debuté con eso, de ahí me llegó con profundidad la preocupación. El primer paso que di cuando fui elegido por primera vez presidente fue no drogas. Hemos tenido 15 casos desde que yo soy responsable, que no creo que sean muchos”.
Sulaimán también aseguró que nunca se imaginó estar involucrado en este deporte, y mucho menos dirigirlo: “nunca soñé, primero que estaría en el boxeo y muchísimo menos que yo fuera a ser el presidente del Consejo Mundial. Dónde quiera que voy me conocen, y eso hace sentirme muy orgulloso (…) todo eso me obliga a tener un comportamiento que no sea vergonzoso para mi patria.”
Reconoció que pensó en el retiro cuando le propusieron reelegirse; sin embargo, aseguró que el impulso al deporte que anunció el presidente de México, Enrique Peña Nieto, fue el motivo para continuar por tres años más al frente del organismo.
Rechazó que el mal de Parkinson esté asociado con el boxeo; no obstante, reconoció que hay un aumento en el índice del padecimiento cuando los púgiles llegan a la tercera edad.
Sulaimán recordaba también el caso de Muhammad Ali: “Para mí es una persona muy querida y (…) la gran mayoría de los médicos que he consultado me han dicho que el Parkinson es una cosa que le viene a la gente ya sea por… no sé, pero hay algunos doctores que creen que sí, pero si fuera así cuántos boxeadores quedarían como Alí”.
Dijo que a otro boxeador al que le tenía una gran estimación es a Julio César Chávez, quien pese a que “cayó en las garras, en el cáncer de la sociedad moderna” logró recuperarse totalmente.
Señaló que por ello se siente decepcionado de su hijo, Julio César Chávez Jr.: “No es posible que Julio hijo sea drogadicto, porque él fue el que hizo que su padre se recuperara”.
Aseguró que el boxeo es un deporte natural del ser humano, “por eso tenemos que luchar para que no nos roben los mercenarios del dinero”. (Excélsior)