Los primeros datos confirman el dominio de la hija del autócrata. El aspirante de centroderecha adelanta a la izquierdista Mendoza
Lima, 11 de abril de 2016.- Toda la política peruana gira alrededor de los Fujimori. La hija del autócrata, Keiko, dominó las elecciones de este domingo en Perú. Con un 61% de los votos escrutados, Fujimori obtenía un 39,4%, frente al 23,9% de Pedro Pablo Kuczynski, de centroderecha, y al 16,8% de la izquierdista Verónika Mendoza.
De confirmarse ese resultado, será necesaria una segunda vuelta. Y ahí entra en juego el antifujimorismo, tan poderoso como el fujimorismo o más.
El rechazo es tan grande que cualquiera de los dos aspirantes a entrar en la segunda vuelta con ella, de derecha o de izquierda, puede ganar el 5 de junio porque concentra todo el voto contra ese apellido que marca la historia del país.
Todo apunta a que será Kuczynski quien los sondeos apuntaban a un empate entre Kuczynski y Mendoza, pero el recuento mostraba una diferencia bastante amplía a favor del primero.
Fujimori, que prefiere que entre Mendoza en segunda vuelta, se mostró eufórica ante los suyos. «El nuevo mapa político demuestra que el Perú quiere la reconciliación, no quiere más peleas».
Kuczynski también estaba exultante a sus 77 años, saltando y moviendo los brazos. Se veía ganador, aunque pidió prudencia. Mendoza no se dio por vencida aunque entre los suyos había muchas dudas. «Hemos demostrado que sí se puede, lo hemos hecho sin medios, sin dinero, de manera austera, con compromiso, con corazón».
Un recorrido por tres colegios electorales de Lima, uno de clase media-alta, otro de clase media clásica, y uno mucho más popular, mostraba rápidamente cuál es principal motor del voto en Perú: el miedo, el recuerdo de tiempos pasados durísimos. “Mire, no estamos para experimentos. Yo ya los viví todos.
Perdí 30 años de mi vida entre terrorismo, narco, guerrillas, dictaduras. Yo adoraba a Fidel Castro de joven pero ya pasó.
Hay que cambiar cosas pero dentro de la misma línea”, sentencia Luis, de 72 años, en el distrito de Jesús María, de clase media, donde vive Verónika Mendoza (Frente Amplio). Él va a votar por Kuczynsnki (Peruanos por el Kambio), que tiene 77 años y lo ha sido en política, sobre todo ministro de Economía. Un candidato de centro derecha que garantiza continuidad.
Las divisiones sociales se aprecian muy claramente en estos colegios, aunque el voto está muy mezclado precisamente por ese eje Fujimori/antifujimori que contamina todo. En el barrio de San Isidro, el más caro de Lima, donde vive y vota Kuczynski, él domina las urnas sobre todo entre los señores de clase media-alta.
“Voy a votar por PPK, nada de las izquierdas esas”, dice Pablo, un señor que va impecable al colegio. Jorge, un joven pelirrojo, explica que su padre fue ministro de Belaunde en los 80 y ahora vota por su heredero, Alfredo Barnechea, con pocas opciones, pero sobre todo confía en que no gane Mendoza. “Promueve un modelo que ya se sabe que fracasó en el mundo”.
Charo vota en el mismo colegio que estos limeños de clase media alta pero sus rasgos externos, en este país mestizo, son muy diferentes.
Ella es mucho más oscura y viste distinto. Y es empleada doméstica. «Trabajo en una casa aquí cerca. Voy a votar a Verónika porque es ella la que va a defender mejor al pueblo”, remata. Julio, un portero que también trabaja en una casa de este barrio caro discrepa. “Verónika está muy bien pero para la próxima, aún le falta, es demasiado joven [35 años], es el turno de PPK”.
En los barrios más populares, Keiko (Fuerza Popular] tiene más peso. Es el ambiente natural del fujimorismo. El colegio República Argentina, del barrio de Cercado, está lleno de trabajadores con varios hijos a cuestas.
En la lista a la puerta, los apellidos de origen indígena muestran el mestizaje peruano. Abdías, que trabaja “en soldadura” va a votar por Fujimori. “Su papá de Keiko hizo bueno gobierno, espero que ella lo haga mejor. Está muy preparada”.
“El padre hizo cosas muy buenas y ella ha prometido que no va a repetir las malas”, remata Carlos, un chófer.
Además de decidir quién gobernará el país, Perú cumplía ayer algo casi más importante: un récord democrático. Por primera vez en su historia hay cuatro presidentes seguidos sin un golpe de Estado. El último fue el de Fujimori en 1992.
Y esa calma se refleja en el arranque de la jornada. En un país con una cocina de fama mundial, los candidatos dejan entrar a las cámaras al desayuno en su casa, pantagruélico en la mayoría de los casos, con comidas tradicionales.
Fujimori incluso cocinó salchicha huachana con la televisión en directo mientras los periodistas le hacían preguntas políticas. “Me tengo que concentrar que se me quema”, les decía.
Todos bromeaban. Mendoza, desde su tierra natal, Cusco, mostraba la humildad de su casa y de su campaña.
“No teníamos recursos, pero hemos demostrado que sí se puede, lo hicimos con cariño y compromiso”, sentenciaba con su sonrisa eterna.
Mientras, el veterano PPK trataba de desmentir los rumores sobre su salud. “Son un invento ya sabemos de quién. Hay PPK para rato.
Mis tías vivieron 98 años, me quedan 21”, se reía. La edad, el apellido, la sonrisa tienen más fuerza que las batallas ideológicas en un país desconfiado, que vota sobre su futuro en un ambiente de clara insatisfacción con su presente.
(Con información de El País)