Más de una docena de los miembros de los Patriotas campeones del pasado Super Bowl no acudieron a la recepción con Donald Trump
Washington, EU., 20 de abril de 2017.– Sin la presencia de Tom Brady, los Patriotas de Nueva Inglaterra visitaron la Casa Blanca, un acto protocolario usualmente festivo que se vio ensombrecido por el suicidio en prisión del exjugador del equipo Aaron Hernández.
Brady, el quarterback y jugador Más Valioso del Super Bowl LI, avisó a la Casa Blanca que estaba lidiando con algunos “asuntos familiares” y no acudiría a la ceremonia con el presidente Donald Trump.
Más de dos docenas de jugadores no participaron, algunos por motivos políticos.
Poco antes de la actividad, Brady publicó en Instagram una foto de sus padres, deseándoles un feliz aniversario.
Trump felicitó a los Patriotas y destacó que “ningún equipo ha sido tan bueno, durante tanto tiempo”.
“Fue un trabajo de equipo. Esa es la belleza de lo que hacen, ganan como equipo”, dijo Trump, quien comparó la remontada de un déficit de 25 puntos contra los Halcones de Atlanta en el Super Bowl con su propia victoria en las elecciones presidenciales. “Los expertos se equivocaron, ¿no es así? Dijeron que no podrían lograrlo”.
Trump felicitó por nombre a varios jugadores, aunque no mencionó a Brady, cuya amistad salió a relucir varias veces durante su campaña.
Un jugador que sí apareció sorpresivamente en una conferencia de prensa de la Casa Blanca antes de la ceremonia oficial fue el ala cerrada Rob Gronkowski, quien asomó la cabeza por una puerta en la sala de medios, mientras el secretario de prensa, Sean Spicer, atendía a los medios.
Gronkowski preguntó en tono de broma a Spicer si necesita ayuda, lo que arrancó algunas risas.
Spicer, un fanático de los Patriotas, respondió “creo que estoy bien. Pero gracias”.
Trump tiene estrechos vínculos con los Patriotas, ya que es amigo del dueño del equipo, Robert Kraft, y del entrenador Bill Belichick.
Brady también ha dicho que conoce al magnate de bienes raíces, y en 2015 el quarterback tenía en su casillero una gorra con la frase “Make America Great Again”, que fue el lema de la campaña de Trump hacia la presidencia.