El integrante más liberal del Gobierno no descarta ser candidato al Elíseo en caso de que el presidente desista
París, 30 de agosto de 2016.- Emmanuel Macron, el ministro más liberal del Gobierno socialista francés, ha presentado su dimisión este martes al presidente François Hollande, su gran valedor. El lanzamiento de su propio movimiento político —¡En Marcha!, un nombre que coincide con sus iniciales— en abril de este año demostraba que el que hace solo dos años era un discreto consejero económico del presidente tenía ambiciones políticas de mayor altura. El hasta este martes ministro de Economía se va a centrar en ese proyecto y no descarta convertirse en candidato al Elíseo. Dará ese paso para 2017, ha sugerido él mismo, si Hollande, castigado por los sondeos de opinión, desiste.
Esos sondeos juegan a favor de Macron. Es el ministro mejor valorado del Gobierno y el político de la izquierda preferido de los franceses. Las últimas encuestas indican que, de ser al candidato a la presidencia frente a la derecha, tendría más posibilidades que el primer ministro Manuel Valls y muchas más que el actual inquilino del Elíseo. Las primarias de la izquierda están previstas para enero de 2017, cuatro meses antes de la primera vuelta electoral a la presidencia de la República. Pero tampoco en la comparecencia pública realizada tras la dimisión ha despejado la incógnita sobre su posible candidatura. Jugando con los equívocos y las palabras medidas, solo ha anunciado su determinación de presentar a través de ¡En Marcha! este otoño un programa de transformación profunda para Francia.
Macron es titular de Economía desde agosto de 2014, cuando sustituyó al rebelde Arnaud Montebourg, representante del ala más radical del PS, que este verano ha dejado entrever sus aspiraciones presidenciales. De presentarse Macron, Hollande quedaría mejor posicionado en medio de dos extremos.
Emmanuel Macron se convirtió al poco de ocupar la cartera de Economía en la diana preferida del ala izquierdista del Partido Socialista, en el que no milita, y de los sindicatos. Es muy apreciado, por contra, por la patronal. «No se ha ocupado de la industria ni de los franceses, a los que sin embargo ha insultado», ha dicho Philippe Martinez, presidente de la CGT, principal sindicato del país. «Ha sido un buen ministro que conoce bien la empresa», ha opinado hoy Pierre Gattaz, presidente de la patronal. «Hace tiempo que se produjo la ruptura entre el Gobierno y su línea ideológica», ha dicho el partido de Los Republicanos.
Macron presentó su propio movimiento político asegurando que no era ni de derechas ni de izquierdas. Autor de la polémica ley para la liberalizar la economía, incluso aseguró en abril pretender con ¡En Marcha! poder trabajar también con gente que se siente de derechas.
Sea el año que viene o más adelante, el ya exministro no oculta sus ambiciones de llegar un día al Elíseo. En julio, y durante una etapa del Tour, comentó a los periodistas que él iba a por todas, que no iba a pelear por el maillot de la montaña o el de la regularidad, sino por el amarillo de líder. “Este movimiento lo llevaremos juntos hasta 2017 y hasta la victoria”, gritó al cerrar el primer y único mitin de su movimiento el pasado julio.
Horas antes, el primer ministro, Manuel Valls, insinuó que había llegado la hora de que el protegido de Hollande abandonara el Ejecutivo: “Ya es hora de parar todo esto”. Semanas antes, y ante varios ministros, Valls afeó en el Parlamento a Macron a viva voz que hubiera dicho no ser parte “de esta casta política”. Macron respondió que se había referido así a Alain Juppé, uno de los candidatos conservadores al Elíseo. “Pues dilo”, le espetó Valls.
Aunque muy próximo a él ideológicamente, Valls es su principal rival como potencial heredero político de Hollande. La libertad de palabra del joven ministro tampoco le ha granjeado las simpatías de otro peso pesado del Gobierno, el responsable de Finanzas Michel Sapin, que desde hoy asume también la cartera de Economía dejada vacante. ”Necesitamos jóvenes franceses que quieran ser millonarios”, dijo Macron en enero de 2015. “Que Francia sea uno de los países que más protege a sus trabajadores explica su alta tasa de paro”, manifestó dos meses más tarde. “La izquierda ha creído que Francia podría ir mejor trabajando menos”, declaró hace un año. El pasado 19 de agosto, Macron dijo a los suyos: «La honestidad me obliga deciros que ya no soy socialista».
Emmanuel Macron, de 38 años y alumno de la elitista Escuela Nacional de Administración, aterrizó en el gabinete de François Hollande en 2012 procedente de la Banca Rothschild. Fue su discreto consejero económico hasta que accedió a la cabeza del Ministerio de Economía dos años más tarde. Está considerado como un “socioliberal desacomplejado”. El 31% de los franceses no le considera de izquierdas, pero el 36% le ve con buenos ojos como candidato a la presidencia de la República.
Electrón libre del Ejecutivo francés, Hollande se ha mantenido firme como su gran valedor defendiéndole frente a los que criticaban su pasado como banquero y, más adelante, frente a los que deploraban el lanzamiento de ¡En Marcha!. “Un político que quiere hacer política”, adujo entonces Hollande con naturalidad. Macron no parece dispuesto a ser desleal. “Quiere una ruptura dulce”, aseguraba hoy una analista política en Les Echos. (El País)