Los fiscales no dejaron dudas de que Andreas Lubitz estuvo en control del Airbus y causó su descenso fatal.
MARIGNANE, 27 de marzo de 2015.– La investigación sobre la catástrofe del Airbus A320 de Germanwings en los Alpes franceses dio ayer un giro inesperado, con la afirmación de la justicia francesa de que el copiloto alemán se encerró en la cabina solo e hizo estrellar el avión.
Después de escuchar las grabaciones de voz de la caja negra del avión, los fiscales franceses aseguraron que Andreas Lubitz, de 28 años, estuvo en control del Airbus y provocó su descenso fatal. No dieron explicaciones sobre sus motivos.
Esta revelación coincidió con la llegada a Francia de familias de las 150 víctimas, que tuvieron la primicia de esa información, antes de la conferencia de prensa dada por el fiscal de Marsella, Brice Robin, en el aeropuerto de Marignane.
El fiscal precisó que Lubitz no estaba “registrado como terrorista”, información confirmada después por Berlín.
La policía registró sus dos viviendas, en Düsseldorf y en Montabaur, en el oeste de Alemania.
“Esta tragedia toma una dimensión completamente inimaginable”, declaró Angela Merkel, agregando que “esto va más allá del entendimiento”, en una breve declaración a la prensa, en la Cancillería, en Berlín.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se declaró, por su parte, “conmocionado” por las revelaciones de la investigación. Entre las 150 víctimas, 50 eran españolas y 75 alemanas.
Voluntad de destruir el avión
El anuncio del fiscal francés causó consternación en Alemania.
“Quería saber dónde vivía el asesino”, gritaba Hans-Dieter, un ciudadano de 50 años, cerca de la casa familiar de los Lubitz en Montabaur.
“No hay el más mínimo indicio sobre lo que llevó al copiloto a cometer un acto tan horrible”, aseguró Carsten Spohr, director de Lufthansa, casa matriz de Germanwings. “Incluso en nuestras peores pesadillas, no habríamos podido imaginar semejante tragedia”, dijo entre sollozos.
Lubitz, que tenía 630 horas de vuelo, se quedó solo en la cabina de pilotaje tras la salida del piloto, accionó el botón de descenso y no le dejó abrir la puerta para volver a entrar, indicó el fiscal.
En la caja negra “se oyen varias llamadas del comandante para pedir el acceso a la cabina de pilotaje, pero no hubo ninguna respuesta del copiloto”, agregó.
Lubitz, cuya respiración regular se oye hasta el final, no respondió tampoco a las llamadas de la torre de control que se dio cuenta del descenso anormal del aparato.
“La interpretación más verosímil” es que su gesto “puede analizarse como una voluntad de destruir el avión”, aseguró Brice Robin.
El fiscal les señaló que los pasajeros murieron instantáneamente y que “no se dieron cuenta de que el avión se estrellaba hasta el último momento”.
En los últimos segundos antes del choque contra la montaña, la grabación de 30 minutos deja oír la alerta señalando la proximidad del suelo y los gritos de los pasajeros.