A la escasez de combustible de las gasolineras se suman la amenaza de cortes de electricidad por las huelgas en las centrales nucleares
París, 26 de mayo de 2016.- Francia afronta este jueves una nueva jornada de manifestaciones y paros dentro de la movilización sindical contra la reforma laboral que afecta ya gravemente a la vida diaria de los ciudadanos. Con escasez de combustible en más de 4.000 gasolineras, puertos y refinerías bloqueados y la amenaza de paralizar la actividad en las centrales nucleares, los principales sindicatos han vuelto a las calles de todo el país en plena escalada de la tensión con el Ejecutivo. Para el Gobierno, solo una minoría pone en riesgo “de forma ilegal” con esos bloqueos la actividad productiva del país, por lo que anuncia reacciones “de gran firmeza”.
Camioneros, ferroviarios, controladores y empleados del sector de la energía son los llamados a participar más activamente en las protestas y manifestaciones de este jueves. Más de un tercio de trenes no cubrirán sus destinos y se calcula que tampoco saldrán más del 15% de los vuelos previstos. El miércoles, se votó a favor de paros y huelgas en las 19 centrales nucleares del país, de las que depende el 75% de la producción eléctrica.
Desde la madrugada y de norte a sur del país, piquetes de trabajadores han bloqueado carreteras y puertos en Nantes, Rennes, Cherburgo, Brest o Le Havre. En París, cientos de camiones han provocado colas de decenas de kilómetros de coches en el periférico de la capital.
A mediodía, decenas de miles de personas han participado en manifestaciones por ciudades de todo el país. El líder de la CGT, Philippe Martinez, ha encabezado la de París. Su organización, la primera del país con más de 600.000 afiliados, asegura estar dispuesta a “bloquear Francia” para forzar que el Ejecutivo retire el proyecto de ley. “No queremos negociarlo, sino simplemente que se retire”, agrega Jean-Claude Mailly, líder del tercer sindicato francés, Fuerza Obrera.
El Ejecutivo, que aprobó por decreto la reforma a su paso por la Cámara baja, tampoco está dispuesto a ceder. El miércoles, el jefe del gubernamental grupo socialista, Bruno Le Roux, declaró que estaba abierta la posibilidad de dialogar sobre el punto ahora más polémico de la reforma: la primacía de los acuerdos de empresa sobre los del sector. De inmediato, le corrigió el primer ministro, Manuel Valls. “Ni retirada ni cesiones”, afirmó el jefe del Ejecutivo. “La CGT no hace las leyes en Francia”.
Valls ha insistido este jueves en la cadena BFMTV que no habrá cambios importantes. «No se plantea un cambio de rumbo» sino, en todo caso, algunas «mejoras y modificaciones» en el trámite parlamentario antes de ser aprobada definitivamente en julio. El texto ya ha sido rebajado con la inclusión de 600 de las casi 5.000 enmiendas presentadas. Para el jefe del Gobierno, las resistencias a la reforma demuestran de nuevo que «este país se muere por sus conservadurismos», tanto a la izquierda como a la derecha.
La policía ha desbloqueado dos de las seis refinerías —hay ocho en Francia— que los sindicatos mantenían aisladas, así como 11 depósitos de combustible de los 92 existentes. El mayor riesgo actual para la actividad del país se centra ahora en las 19 centrales que, con sus 58 reactores, producen el 75% de la electricidad del país. Por iniciativa de la CGT, los empleados de la de Nogent-sur-Seine fueron los primeros en votar a favor de la huelga y de inmediato hicieron lo mismo el resto de centros.
La red de distribución no descarta potenciales cortes de suministro. En varios departamentos, los prefectos han limitado por decreto a 20 litros la venta de gasolina por habitante y han prohibido rellenar garrafas o botellas en las gasolineras. Por vez primera desde hace seis años, el Gobierno ha tenido que usar la reserva estratégica de combustibles, mientras tranquiliza a la población al afirmar que hay gasolinas para más de tres meses de consumo.(El País)