Dos anotaciones de alta manufactura dieron la igualada 1-1 entre los Tiburones Rojos y las Águilas, en el inicio de la jornada seis del Clausura 2016.
VERACRUZ. 13 de febrero de 2016.– Le costó al América entrar en combustión, pero mostró por momentos una buena exhibición en el Luis ‘Pirata’ Fuente a tal grado que ganaba el cotejo gracias a una jugada individual de Rubens Sambueza.
Pero algo le pasó al equipo de Ambriz, que se desgajó en el segundo tiempo y lo alcanzaron en el marcador y aún con ventaja numérica no recuperó el nivel. Al final, el Veracruz rescató un empate a dientes apretados y el América se fue del Puerto con ciertas dudas sobre su creatividad para atacar.
Partido de ingredientes extras. A la carnavalesca visita de las Águilas se le sumó que los Tiburones Rojos no ganan en el torneo y el encuentro de Carlos Reinoso con la institución a la que ató su corazón de por vida.
El Maestro reforzó su discurso de valentía y asedio con un medio campo dinámico de tres ofensivos y dos recuperadores, aunque eso exigiera que Julio Furch navegara solitario en el área enemiga.
El América planteó algo similar y el choque de fuerzas fue haciendo el partido tenso y atornillado hasta que Rubens Sambueza sacó la chistera y en una acción se quitó a tres hombres de un movimiento y clavó un golazo.
Pero contrario a la filosofía americanista, esa que construyó Reinoso en Coapa, las Águilas se conformaron y dejaron que el rival se ajustara en el vestidor. Para el segundo tiempo, el Veracruz ya no era el mismo. Inyectados por la motivación salieron con el hambre que les faltó en el inicio y pronto Édgar Andrade puso el balón con comba en el larguero de Moisés Muñoz para que la pelota botara dentro y consiguiera un golazo.
Las cosas se inclinaban para los Tiburones hasta que Gabriel Peñalba se olvidó del trabajo colectivo e hizo una entrada artera sobre Osmar Mares, por lo que vio el tarjetón rojo. Sin el jugador que da equilibrio a su sistema, Reinoso mandó a hacer una barda en el área de Melitón Hernández y por ahí no pasó nada, sobre todo por la pobre imaginación que demostró el América a la hora de atacar. (Excelsior)