Los habitantes de la Ciudad Santa muestran recuerdos enfrentados sobre el pasado de Peres como “halcón” de la guerra y su etapa final como “paloma” por la paz
Jerusalén, 28 de septiembre de 2016.- La muerte de Simón Peres pone de manifiesto la división de Jerusalén. Mientras en el Oeste –la parte judía de la ciudad– resultaba fácil este miércoles encontrar palabras de agradecimiento hacia una emblemática figura que lo dio todo por Israel, en el Este –la parte árabe de Jerusalén–, el silencio y la indiferencia hablaban por sí solos.
“Ahora se le ve como un hombre de paz pero no hay que olvidar que fue uno de los causantes del sufrimiento palestino”, recuerda Ayman sin levantar la voz desde su puesto de comida cerca de la puerta de Damasco, una de las principales entradas a la Ciudad Vieja. Es uno de los pocos palestinos que habla sin mirar antes a un lado y a otro. No se siente cómodo y, visiblemente nervioso, zanja la conversación de súbito para atender a un cliente.
Peres tuvo notorios logros durante su dilatada carrera política de siete décadas, pero la sombra de su controvertida figura de halcón sigue presente entre los palestinos. Ajenos a los elogios que mundialmente ha suscitado la figura del que fuera el noveno presidente de Israel, en el este de Jerusalén prefieren ignorar las ceremonias fúnebres que se avecinan. Mientras, en la zona oeste de la Ciudad Santa, muchos vecinos se rasgan las vestiduras simbólicamente en señal de duelo por la pérdida de uno de los padres del Estado hebreo.
“Sentimos que toda la nación de Israel y la comunidad mundial llora esta gran pérdida. Compartiremos esta pena juntos”, decía su hijo Jemi Peres a las siete de la mañana desde el hospital de Tel Hashomer, en la periferia de Tel Aviv, donde de madrugada falleció el expresidente israelí. Un luto compartido por millones de judíos y que, de aquí al viernes, alterará la vida de una comunidad que ya mantenía una actividad frenética estos días, afanada en los preparativos para el Año Nuevo judío, que se celebra el próximo domingo.
“Es una gran pérdida y por eso mañana, si se puede, me acercaré a presentarle mis respetos”, aseguraba Avi desde una licorería en las inmediaciones del Mahane Yehuda, el tradicional mercado judío de Jerusalén. Como él, muchos planean acercarse el jueves a la Knesset, la sede del Parlamento israelí, donde, por expreso deseo del fallecido, serán depositados sus restos mortales hasta que se oficie el funeral de Estado el viernes.
Así lo confirmaba también un grupo de jóvenes que, en el centro de la ciudad, sentados en círculo, entonaban cánticos animando a la gente a unirse a ellos para despedir a uno de “los padres de la nación”. A pesar de sus 93 años, el exmandatario israelí supo conectar muy bien con la juventud. En parte, por su creciente interés por las nuevas tecnologías.
En su último tuit, hace apenas un mes y medio, Peres bromeaba anunciando a sus más de 61.000 seguidores que había llegado el momento de incorporarse a la aplicación que arrasa entre los más jóvenes. “Esta semana he cumplido 93 y parece la edad justa para unirse a Snapchat. Añade mi código snap shimon_peres”, escribió.
Un mes antes, el 21 de julio, había lanzado su última iniciativa tecnológica para favorecer el diálogo entre las naciones y los pueblos, el Centro de Innovación Israelí. Un proyecto que publicitó en las redes sociales bajo el hashtag #Innovation4peace (Innovación por la paz) y cuyo principal objetivo es usar la tecnología para construir la paz y proporcionar un espacio seguro en el que judíos y árabes, israelíes y palestinos, dejen de enfrentarse y puedan innovar juntos. (El País)