Un auténtico fiasco resultó la recomendación de la ex titular de la Secretaría de Administración y Finanzas, del gobierno anterior, Olga Rosas Moya, de la hoy magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura, María Carolina Silvestre Canto Valdés.
La magistrada, quien lejos de operar y actuar como su cargo exige, solamente «administra» los recursos del Poder Judicial y, de paso, busca que las decisiones importantes las tomen todos los magistrados, delegando así responsabilidades que se supone son de ella.
Mujer tibia y sin mayor conocimiento político de dónde está sentada, sus días sin vendaval están contados.
La mujer podría «salir disparada» como “tapón de sidra», apenas comience la reforma al Poder Judicial aprobada por la 4T.
Dicen algunos de los que la rodean que, aparte de administradora y vigilante de su personal (como buena ex jefa de recursos humanos del gobierno anterior), lo único que ya aprendió es » a posar para tomarse fotos».
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