No ganó este año un Grand Slam, pero regresó a la élite del tenis tras convertirse en madre primeriza
CIUDAD DE MÉXICO. 27/Dic/2018
El traje de gato negro con el que se presentó en París fue un recordatorio de que nadie genera más atención en un Grand Slam que Serena Williams.
Llegó a la final en Wimbledon y el U.S. Open y demostró que juega sin importar lo poco que entrene.
Williams no ganó esos torneos, ni ningún otro, lo que en cualquier otra situación habría sido un año para el olvido para Serena.
Pero 2018 fue un año memorable.
Su regreso al tenis después de sufrir serios problemas de salud tras el alumbramiento de su hija fue un triunfo por sí solo, y por ello recibió por quinta ocasión el reconocimiento de The Associated Press como la Mujer Deportista del Año.
Williams recibió 93 puntos en las votaciones entre editores y directores de noticias de Estados Unidos, mientras que la gimnasta Simone Biles obtuvo 68. La jugadora de basquetbol de Notre Dame Arike Ogunbowale quedó tercera, seguida de la snowboarder Chloe Kim y la nadadora Katie Ledecky.
Todas ellas obtuvieron al menos un título en 2018; Williams, no.
Ya con 37 años, la madre primeriza se enfrenta a algunas jugadoras que ni siquiera habían nacido cuando ella se volvió profesional en 1995. Ya no es la misma que ganó 23 Grand Slam, el último de ellos en el Abierto de Australia de 2017, cuando estaba embarazada.
«Sigo esperando volver a ser la Serena que solía ser, y no sé si volveré a serlo, física, emocional o mentalmente. Pero estoy en proceso”, dijo Williams. (Excélsior)