Reconocen el trabajo municipal a favor de la lengua materna.
Mérida, Yuc. 15 de enero de 2016.- Con una invitación a formular políticas públicas que ayuden a su conservación y a inculcar en los jóvenes el orgullo por la lengua heredada, el Mtro. Fidencio Briceño Chel ofreció la conferencia “Uso y desuso de la lengua maya. Imaginario de lo maya en Mérida”, como parte del IV Simposio sobre Patrimonio Cultural de Mérida.
Dijo que actualmente más del 50% de las lenguas indígenas corren el riesgo de desaparecer y resaltó el trabajo que, en el caso de Mérida, realiza la Academia Municipal de Lengua Maya, que lleva más de 30 años enseñándola.
El conferenciante, maestro en lingüística por la Escuela Nacional de Antropología e Historia y doctor en lingüística antropológica por la UNAM, aseveró en su intervención que, de acuerdo con estudios realizados al respecto, uno de los factores para la paulatina desaparición de la lengua es la discriminación de que son objeto quienes la hablan.
—Cuando se pierde una lengua, se pierde mucho más que la fonética, la morfología y sintaxis porque la lengua es un vehículo mediante el cual se mantienen las tradiciones y constituye de verdad un factor de identidad muy importante —enfatizó.
Propuso que se aproveche 2017, cuando Mérida volverá a ser Capital Americana de la Cultura, para conseguir que la lengua maya sea declarada patrimonio de Mérida, de Yucatán y de la humanidad.
Resaltó que, de acuerdo con las estadísticas oficiales, en Mérida y sus alrededores aún hay un importante número de maya-hablantes, contrario a lo que ocurre en Campeche y Quintana Roo, donde se registra una disminución mucho más acelerada.
El especialista también indicó que la lengua maya tiene 800,291 hablantes en los tres estados de la Península y las estadísticas oficiales la colocan como la segunda más hablada luego del náhuatl.
—Sin embargo, esto no es así, porque si bien hay un millón de hablantes de náhuatl hay que tener en cuenta que son hablantes de 30 variantes de esa lengua, en cambio la maya es una sola variante —abundó.
—Si sumáramos los hablantes de todas las variantes, como lo hacen con el náhuatl, considerando todas las que hay entre México y Guatemala son más de 12 millones, lo que deja muy por debajo al náhuatl.
El especialista precisó también que, según los censos de 2000 y 2010 hubo un drástico descenso en el número de mayahablantes en Mérida. En el primer conteo eran 92,000 y en segundo bajaron a 74,000 en el municipio. En esta capital meridana disminuyeron de 76,000 a 59,000 en ese mismo lapso.
Hizo hincapié en que uno de los factores de esa disminución registrada en las cifras oficiales es que muchas personas, aunque hablan maya, ya no se reconocen como maya-hablantes por la discriminación de que son objeto.
Para muchos, añadió, la lengua es símbolo de estatus.
Recordó que cuando salió de su comunidad para estudiar la secundaria en Tixkokob llegó usando chancletas y hablando maya, y por ello fue objeto de burlas.
—Regresé llorando a mi pueblo, diciendo que ya no seguirá estudiando, pero mi abuelo me dijo algo que ahora repito siempre: no es vergüenza hablar maya, vergüenza es no hablarla siendo de aquí —expresó.
También habló de los cambios en la entonación característica de la herencia maya y de usos lingüísticos cambiantes.
—Antes de que llegaran tantos migrantes del centro del país, decíamos por ejemplo “dame la sal” con nuestra entonación característica, luego comenzamos a darle otra entonación y añadirle el por favor, no muy usual en la Península y ahora incluso la expresión que se usa es “¿te molesto con la sal?” y muchos lo dicen de esta manera porque creen que así es “nice” —manifestó.
Agregó que en una encuesta aplicada en Yucatán, uno de los motivos de los encuestados para no hablar maya fue “las únicas personas con las que te llegarías a comunicar si hablas maya será con los mactás del sur, los maestros, la abuela y los indígenas más alejados y olvidados de Yucatán. O acaso conoces a empresarios que hablen maya por encima del español o el inglés?
Exhortó a revalorizar la lengua maya y a pugnar porque se aplique en la práctica la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas.