El precio del combustible aumentará 18 centavos, por lo que será de 14.63 pesos por litro
Ciudad de México 28 de septiembre de 2016.- En octubre los precios de las gasolinas Magna y Premium se mantendrán en 13.98 y 14.81 pesos por litro, respectivamente, mientras que el precio del diésel será de 14.63 pesos por litro, informó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Con respecto a lo observado en septiembre del presente año, el precio máximo del diésel aumenta 18 centavos (1.3%), mientras que los precios de la gasolinas Magna y Premium no tienen cambios.
Los precios máximos promedio en el periodo enero-octubre de 2016 son menoresal promedio observado en 2015 en 1.0%, 0.8% y 1.8% para las gasolinas Magna, Premium y el diésel, respectivamente.
Los precios que se anuncian para octubre reflejan la estricta aplicación del esquema en vigor y complementan el compromiso del gobierno de la República para mantener la estabilidad macroeconómica y cumplir con las metas de finanzas públicas para 2016, dijo la dependencia.
Factor político a gasolinas
El secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, informó que el precio de la gasolina se liberará sólo en las regiones donde haya competitividad, para despolitizarlo y desvincularlo de la presión política al que estuvo sujeto durante años y que sólo lo llevó a incrementarse, sin posibilidad de reducirse, por lo que urgió a que se desligue la gasolina de la política tributaria y de la política-política.
El funcionario explicó que la razón de fondo para decidir el adelanto en la liberalización del precio de la gasolina dependió anteriormente de que “la gasolina solamente subía y subía con independencia de lo que pasara en el contexto internacional. Era así porque cuando caían el precio del petróleo y el precio de las gasolinas en el mundo, eso implicaba presión de las finanzas en México que no permitía que cayera el precio de la gasolina en el país”.
Por lo tanto, dijo, cuando había un incremento en el petróleo en el mundo y por tanto excedentes petroleros, la rigidez en el Impuesto Especial de Producción y Servicio se traducía en que “esos excedentes petroleros se fueran a un subsidio regresivo que no nos permitió acumular en infraestructura ni en gasto social” (Excelsior)