El argentino desea triunfar en el club que criticó hace meses y al que ahora le ofrece su lealtad y compromiso
Ciudad de México, Mex., 31 de dic. de 2016.– Negarse a jugar en el América es un asunto que fue enterrado por el portero Agustín Marchesín (Buenos Aires, 1988); ya con la cabeza fría, aunque sí muchos días después de haber lanzado el comentario de que no ficharía con ese equipo porque a él le gustaba “ganar jugando con el corazón”. Lo pensó bien cuando el equipo azulcrema volvió a llamar a su puerta, lo platicó con gente enterada y, sin más pretextos, aceptó la propuesta de firmar con una de las instituciones más importantes del balompié mexicano.
Ahora, lejos de la polémica generada, Marchesín asegura que ha cumplido un sueño con su pase a las Águilas, aunque no hace de manera efusiva para no levantar nuevamente polvo. Maquilla su comentario con la promesa de que se “partirá la madre” como azulcrema para hacerse de un sitio en el corazón de la afición, junto al compromiso de ayudar a alcanzar el título de Liga que se le negó al club en el año de su centenario. Todo con mesura, sin caer en promesas fuera de lo ordinario.
Una oportunidad como la que me dio el América no se podía dejar pasar, significaba un reto muy importante en mi carrera y la verdad que estoy muy contento, muy agradecido por la confianza recibida y espero estar a la altura de la institución. Van a conocer al mejor Agustín Marchesín,
Ya estaba convencido de que quería venir. Es un club grande. En este tipo de instituciones siempre se desea lo mejor, así que es entendible (que se exija el título). Uno debe llegar para buscar el objetivo que la gente ansía, que la institución quiere. Esperemos que todos juntos podamos lograr ese campeonato”, comentó en entrevista.
Avisa Marche, a la par, que en su aventura por Coapa no se tratará de opacar lo hecho por Moisés Muñoz, en lo que se refiere a la idolatría alcanzada por el michoacano. Irá a su paso y sin presionarse de más por la obligación de llenar ese hueco, tal y como lo hizo en Santos donde tuvo la necesidad de cubrir la salida de otro referente, en ese caso la de Oswaldo Sánchez.
Siempre he dicho que hay jugadores irreemplazables, que tienen su nombre y yo no vengo a reemplazar a Moi, sólo vengo a hacer mi trabajo. Soy Agustín Marchesín y trataré de hacer lo mejor por el América, defender la playera al máximo para que las cosas salgan bien”.
Marchesín se reencontrará en Coapa con dos viejos amigos que harán más terso el cambio: el defensa Paolo Goltz y el delantero Silvio Romero, dos jugadores con los que vivió días repletos de satisfacciones en el Lanús, bajo las órdenes de Guillermo Barros Schelotto. Tratarán de recordar los buenos momentos, de recuperar ese empuje que les impregnó el Mellizo.
El Chino Romero y Paolo son compañeros que tuve y eso ayudó a que se tomara la decisión, aunque también influyó el hecho de llegar a una gran institución. Son dos grandes personas, jugadores. Hablé con ellos y me dijeron que no lo dudara. Llegar y tener a dos amigos y compañeros hará que todo se facilite, ayudará a entrar al grupo”, afirma el portero de 28 años.
Y mientras empieza su andar como americanista, Marchesín pasa los días de trabajo junto a los otros refuerzos Christian Paredes y Óscar Jiménez, a la espera de encontrarse con un plantel repleto de figuras, como deseó. (Excélsior)