Un error del arquero de Santos permite que el América avance a la final del torneo de clubes de la zona
Mérida, Yucatán, 6 de abril de 2016.- El América de los recientes años tiene un sello único que le ha servido para engrandecer su historia: cuando el camino luce pantanoso infla el pecho, redobla esfuerzos e inclina a su favor partidos como el que se dio anoche ante Santos, en el que Carlos Darwin Quintero lo hizo jugar con diez en los tiempos extra por una nueva locura. Sacó un triunfo de 1-0, que se dio por un error de Agustín Marchesín, para colocarse en su quinta final desde el 2013, aunque la segunda en Concachampions.
El partido no pudo entrar en calor por el planteamiento calculador del equipo lagunero y por la poca participación que tuvo Rubens Sambueza en la mayor parte del primer mismo. Desaparecido el zurdo, a las Águilas les costó encontrarse arriba sin que Oribe Peralta y Carlos Darwin Quintero hicieran algo por acabar con el tedio y la improductividad de los suyos. Mucho esfuerzo azulcrema, sí, aunque sin una hoja de ruta.
La más clara del primer tiempo llegó así hasta el minuto 43 cuando Martín Bravo se encontró con un balón en una mala salida del once local. Con puro esfuerzo la Rata logró taladrar por el centro del área para sacar un riflazo que sacudió el travesaño ante la impotencia de Moisés Muñoz en una acción que enfrió todavía más a un Estadio Azteca gris, como pocas veces en una semifinal.
Lo mismo sucedió en la parte complementaria, a pesar de que se notó desde el reinicio que la consigna de Ignacio Ambriz era buscar el arco para acabar con el trámite rápido. Una escapada de Sambueza, que culminó con un tiro de Andrés Andrade y que apenas sacó Agustín Marchesín, fue un llamado de atención que supo interpretar Santos para redoblar esfuerzos en su zona baja. Más correr sin sentido para generar un espectáculo deplorable.
Con el aviso, Luis Zubeldía mandó a los suyos a apretar desde la medular con la intención de que su rival no pudiera desarrollar su vertiginoso juego con resultados óptimos, aunque también le ayudó la mala noche que tuvieron los atacantes de casa. Muchos errores de ambos bandos sin que nadie pudiera poner el control hasta que Carlos Quintero perdió la cabeza a cinco minutos de que llegara el final. Fue lo único que hizo cambiar el guión del encuentro.
Fue ahí cuando el América se ordenó mejor y apostó a que los Guerreros cometieran un error para poder encontrar algo. Sucedió. En el minuto 102 Michael Arroyo se animó a pegarle en un tiro libre sin importar que estaba recargado al costado derecho. Marchesín, en su intento de controlar el balón, se equivocó y sólo vio el cuero ya dentro de su arco. (Excelsior)