Los militares seguirán al mando en Cuba

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El cónclave garantizará los puestos de generales y oficiales en la gestión de sectores estratégicos

La Habana, 16 de abril de 2016.- El presidente Raúl Castro, cinco de los siete vicepresidentes del Consejo de Ministros, y nueve de los catorce miembros del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC) son militares y delegados en el VII Congreso del partido, que este fin de semana renovará parte de su dirección con cuadros nacidos después del triunfo de la revolución de 1959. La presencia castrense seguirá siendo abrumadora en las estructuras del mando político y económico del país.

El cónclave garantizará los puestos y prerrogativas de generales y oficiales en la gestión de consorcios y sectores estratégicos, y su protagonismo en las reuniones de trabajo con los empresarios e inversores extranjeros que negocian su entrada en la isla. El coronel Alejandro Castro Espín, de 51 años, hijo de Raúl Castro, ha llegado a ser uno de los hombres más poderosos de Cuba como Coordinador de los Servicios de Inteligencia de las fuerzas armadas y del ministerio del Interior.

Los equipos de dos vicepresidentes civiles, Miguel Díaz-Canel y Ricardo Cabrisas, y del zar de las reformas, el vicepresidente Marino Murillo, excoronel graduado en economía en el Colegio de Defensa Nacional, promueven y planifican el paquete de reformas económicas, cuyo desarrollo coordinan con el general de brigada Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, yerno de Raúl Castro.

Casado con una hija del gobernante durante 20 años, padre de sus dos hijos, es presidente de GAESA, el Grupo de Administración de Empresas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), el conglomerado más potente de la isla, que controla las principales cadenas de distribución, las playas de Varadero, parcelas edificables, concesiones hoteleras y la conversión del puerto de Mariel en un emporio de contenedores y servicios.

El VII Congreso del PCC tomará decisiones teniendo en cuenta que el primer secretario, el general Raúl Castro, de 85 años, abandonará formalmente la presidencia de Cuba el 24 de febrero de 2018. Su sucesor, al frente del Consejo de Ministros y de las Fuerzas Armadas, es el ingeniero y ex ministro de Educación Superior Miguel Díaz-Canel, de 55 años, actualmente primer vicepresidente del ejecutivo y miembro del Buró Político, tenido como un tecnócrata entre la nomenclatura.

Si la Constitución de 1976 no es enmendada, un civil será el nuevo comandante en jefe de los cuerpos de seguridad cubanos por primera vez cuando se produzca el relevo de Castro al frente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Al presidente de la primera institución le corresponde la jefatura y organización de todas las instituciones armadas. Los militares son el verdadero poder, la columna vertebral revolucionaria, desde que Fidel Castro creara el Ejército Rebelde (1956-58) en Sierra Maestra para derrocar a Fulgencio Batista, y, años después, entrara en colisión frontal con Estados Unidos que organizó la invasión de la isla en 1961.

Raúl Castro fue nombrado presidente en 2008 y primer secretario durante el VI Congreso, en 2011, sustituyendo a su hermano Fidel por un período de cinco años, con la posibilidad de una prórroga de otros cinco.

Los cargos oficiales no deben durar más de dos periodos, ha dicho. Fuentes oficiosas apuestan a que el cónclave comunista sustituirá al segundo secretario, José Ramón Machado, de 86 años, integrante de la denominada «generación histórica», que hace cinco años ya cedió su vicepresidencia a Díaz-Canel. El polémico Ramiro Valdés, de 85 años, vicepresidente, es otro de los comandante revolucionarios.

Muy cercanos, los septuagenarios Leopoldo Cintras Frías, Álvaro López Miera y Ramón Espinosa, en departamentos clave del Buró Político y Comité Central, compuesto por 114 miembros. El general Abelardo Colomé Ibarra, uno de los colaboradores más cercanos del mandatario, renunció al ministerio del Interior el año pasado por problemas de salud, pero no al Buró Político.

No es previsible el nombramiento de militantes muy jóvenes a tenor de la confesión de Raúl Castro en el anterior congreso: “ A pesar de que seguimos promocionando a los jóvenes para puestos de responsabilidad, no siempre han sido la mejor opción. Estamos pagando las consecuencias de no haber tenido una reserva bien preparada” (El País)