Hay evidencia de contaminación en agua que beben en la costa

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Presentarán un libro con resultados recientes sobre la presencia de la bacteria E. coli y coliformes totales en agua que consumen pobladores de Progreso, Celestún y Río Lagartos

Mérida, Yucatán, 18 de marzo de 2016.- Estudios epidemiológicos recientes arrojan presencia de la bacteria E. coli y coliformes totales en el agua que consumen familias de comunidades costeras de Yucatán, en específico  Progreso, Celestún y Río Lagartos.

Así lo informó el investigador del Colegio de la Frontera Sur, Rubén Solís Mecalco, quien en 2014 realizó análisis  microbiológicos al agua que utilizan para beber y cocinar familias de 151 hogares de esas localidades.

Lo que llamó la atención es que las bacterias se encontraron tanto en el agua de tubería de sus casas, como en lo propios garrafones que compran en plantas potabilizadoras locales de esos municipios.

Según datos recabados por Solís Mecalco,  de las pruebas realizadas en estos 151 hogares, en el 11.8 por ciento del  agua de los garrafones se encontró E. coli, y 10.2 por ciento en el vital líquido de las tuberías.

De igual manera, el estudio arrojó la presencia de coliformes totales en 43.3 por ciento del agua de tubería,  y 42. 3 por ciento en la de los garrafones.

El investigador precisó que en dichos hogares habitaban  187 niños y niñas menores de cinco años de edad, por lo que se comprobó  la relación de la mala calidad de agua con la prevalencia de diarrea infantil en la costa yucateca.

En ese sentido, explicó que un niño que consume  agua contaminada con esa bacteria tiene 6.4 veces de probabilidad de contraer diarrea.

“La  sola presencia de E. coli en el agua de los garrafones que venden las plantas potabilizadoras es preocupante, pues la legislación indica que no deben contener esta bacteria, y por lo tanto prohíbe que se distribuyan y vendan los garrafones. La bacteria está altamente asociada con problemas gastrointestinales, sobre todo en la población vulnerable de niños y ancianos”, sostuvo en entrevista.

Cabe mencionar que Solís Mecalco realizó las pruebas en el agua de los garrafones que se encontraban en los propios hogares, mientras que la Secretaría Estatal de Salud verifica a las compañías potabilizadoras en sus propias plantas de tratamiento.

En ese contexto, recalcó que debido a la difícil situación económica de las familias –pues el 80 por ciento se dedican a la actividad pesquera y se quedan sin recursos durante las vedas de especies-, optan por comprar los garrafones “genéricos” porque salen más baratos, ya que tienen un costo aproximado de 8 pesos por 25 litros.

“La razón por la que encontramos esta contaminación es por la hidrogeología de Yucatán, pues sólo hay ríos subterráneos. Es como una esponja en donde todo se va ahí, contaminantes químicos, físicos, desechos de sumideros… todo se filtra y desemboca en la costa. Estos ríos subterráneos son nuestra única fuente de agua, lo que significa una doble problemática, pues es de ahí donde esas compañías extraen el agua para darle un proceso y luego venderlo”, explicó.

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Los resultados de estos análisis recientes están incluidos en el libro “La Calidad del Agua y sus Implicaciones sobre las Poblaciones Asentadas en las Zonas Costeras de América Latina. El Caso de Ecuador y México”, del cual Solís Mecalco es coordinador.

La publicación, en donde son coautoras Sandra Solórzano y  Tania Maldonado, se presentará el próximo domingo 20 de marzo en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY), a las 16:00 horas en el Salón Uxmal 2 del Centro de Convenciones Siglo XXI.

El entrevistado señaló que en el libro se plantea tanto la problemática de contaminación por microorganismos en la costa yucateca, como la del puerto de Manta, Ecuador -en el océano Pacifico-, en donde se encontró concentración de contaminantes químicos.

El investigador realizó una estancia de investigación en esa ciudad el año pasado en la Facultad de Ciencias del Mar, en donde participó en un estudio regional sobre la calidad del agua, similar a la que realizó en Progreso, Celestún y Río Lagartos.

Junto con las investigadoras ecuatorianas descubrieron que las compañías pesqueras de esa localidad  tiran a los ríos desechos químicos que utilizan al procesar sus productos, que terminan en el mar en donde los pobladores se bañan y pescan.

En los análisis encontraron concentración mayormente de lípidos, en específico aceites industriales, que están afectando principalmente la piel de los habitantes.

“Lo interesante es que ante el gobierno, estas compañías pesqueras están cumpliendo con las leyes, similar a lo que ocurre con las plantas potabilizadoras de la costa yucateca”, comparó.

Con respecto a la problemática de Yucatán, Solís Mecalco indicó que las autoridades estatales y municipales, así como personal de las unidades médicas locales, han sido informadas, por lo que se espera que tomen medidas sobre las complicaciones gastrointestinales que padecen los niños al beber agua contaminada.

Sostuvo que a cada una de las familias se les entregó los resultados de las muestras de aguas que analizó, y les emitió recomendaciones para evitar que se enfermen, como por ejemplo, hervir el agua de los garrafones genéricos que compran. (Herbeth Escalante)