Más de 48 mil personas acudieron al concierto en el Estadio Azteca
Ciudad de México, 29 de octubre de 2017.- Con un enfático «¡Fuerza México!» al término del clásico Let it Be, Paul McCartney llenó de júbilo el Estadio Azteca en su regreso tras cinco años de ausencia a nuestro país.
Por el cantante no pasan los años. Con la misma energía que en 2012, cuando presentó en el Zócalo capitalino su tour On the Run, arrancó un recital programado con 37 canciones y más de dos horas de duración.
Vistiendo de azul y cambiando de tonos entre pantalón, saco y camisa, dio inicio al show en todo lo alto con “A Hard Day’s Night”, tema que retomó para esta gira tras 51 años de no interpretarla en vivo. Con los celulares arriba, los fans mexicanos lidiaban entre almacenar el momento y vivirlo a plenitud.
Por monumental que sea el Estadio Azteca, el británico parece cumplir en cada canción la premisa de su One on One tour. Cada una de las 48 mil 300 personas en el estadio (cifra oficial) parece ser poseída por el encanto del británico y entonces desarrollan una conexión individual con el músico y su propuesta.
Esta situación se enfatiza en temas que han perdurado por generaciones como “Can’t Buy me Love”. Entonces la diferencia de edad pasa a segundo plano, todos son uno con McCartney.
“Hola México, buenas noches Ciudad de México. Voy a cantar viejas, algo en el medio y nuevas canciones. Y vamos a armar una fiesta”, fue el primer mensaje de los muchos que el artista dio a sus seguidores entre canción y canción.
“Voy a intentar hablar un poco de español”, fue otro de ellos, siempre apoyado por una hoja de papel en el suelo que lo apoyaba en la tarea de hablar nuestro idioma.
Además de “A Hard Day’s Night”, los afortunados asistentes al concierto pudieron escuchar por primera vez en México en su voz “Love me Do”, uno de los grandes clásicos del cuarteto de Liverpool. El mismo McCartney así lo dijo y agregó que la dedicaba a su amigo George Martin. Fue indiscutiblemente uno de los momentos más emocionantes de la noche, los presentes trataban de procesar la emoción entre bailes, luces de celular y canto a todo pulmón.
Pero no todo fueron clásicos indestructibles. El protagonista se dio el lujo de interpretar su canción más reciente “Four Five Seconds”, de 2015, en la cual hizo equipo con Rihanna y Kanye West. Los cantantes aparecieron en las pantallas gigantes y el anfitrión ofreció una versión más acústica del tema que acercó al legendario músico a toda una nueva generación.
McCartney dedicó “My Valentine” a su esposa, coreó en repetidas ocasiones el “Olé, Olé, Olé” con la audiencia, también cantó por primera vez en este territorio el primer tema que grabó con Los Beatles “In Spite of All the Danger” y destacó la importancia de los derechos humanos con “Blackbird”, tema que a la distancia no pierde vigencia.