Investigadora criticó que con el cambio del derrotero se imposibilita a los sectores más desprotegidos a que hagan uso del Paseo de Montejo.
Mérida, Yucatán, 26 de febrero de 2014.- La académica Guadalupe Reyes Domínguez, quien ha publicado diversas investigaciones antropológicas sobre el Carnaval de Mérida, criticó el cambio de derrotero de esta festividad al recinto ferial de Xmatkuil, “pues pareciera que se quiere esconder a los borrachitos en un rincón, lejos, además de que se va romper la función social de convivencia entre diferentes sectores de la sociedad”.
La investigadora, autora del libro “Carnaval en Mérida: Fiesta, Espectáculo y Ritual”, señaló que el cambio de derrotero obedece a “una visión de ciudad” que ella no comparte, en donde los argumentos de quienes promovieron la nueva sede es que “ya no quieren un Paseo de Montejo feo, desordenado, con desmanes, sucio o con muchos borrachos”.
“Creo que se va a romper la función social de convivencia entre los diferentes sectores de la sociedad que sólo se veía en los días del carnaval; no hay que olvidar que a lo largo de la historia los carnavales siempre han sido alegría, relajo, fiesta”, agregó.
En entrevista concedida a Desde el Balcón, Reyes Domínguez dijo que a nadie le gusta ver a gente alcoholizada en las calles, pero que eso no significa “que se les tenga que esconder en un rinconcito, sólo porque dan mala imagen a Paseo de Montejo”.
“El problema del alcoholismo en Mérida está presente todo el año y en diferentes estratos sociales, y tiene que atenderse con políticas públicas serias; el alcoholismo no sólo se ve en el Carnaval, claro, hay que comprometernos todos como sociedad a ser responsables con nuestra ciudad, pero la solución no era cambiar la sede”, indicó.
La docente de la Facultad de Antropología de la UADY, precisó que con el cambio del derrotero se imposibilita a los sectores de la sociedad meridana más desprotegidos a que hagan uso de un área que simboliza la prosperidad de Yucatán: el Paseo de Montejo.
“Yo he sido testigo que a la gente de escasos recursos que camina sobre esta importante avenida son detenidos sin razón por la policía; en cambio, durante los días del Carnaval podían hacer uso de ese espacio, conviviendo con otros sectores… considero que esta decisión del Ayuntamiento tendrá repercusiones en la misma identidad de la sociedad”, argumentó la experta.
Pero sobre todo, explicó Reyes Domínguez, trasladar esta fiesta a un lugar tan lejano como Xmatkuil va a afectar a quienes le dan vida al Carnaval, es decir, a los niños y jóvenes de las primarias y secundarias, a los jubilados y adultos mayores de los barrios de la ciudad que participan en las comparsas.
“Hacer un viaje tan largo luego de bailar tantas horas en el desfile será muy complicado y cansado para ellos, tener que tomar dos camiones para regresar a su casa cuando antes sólo tenían que ir al Centro se les dificultará mucho… lo mismo sucederá con los padres de familia que les saldrá más caro pagar otro pasaje de autobús para sus hijos… no hay que olvidar que el Carnaval también es convivencia familiar”, sostuvo.
La investigadora criticó severamente la actitud del Ayuntamiento de Mérida de “querer ordenar” al Carnaval, pero sobre todo que se margine a las gente más vulnerable de que ya no participen en una fiesta que se hacía cada año en Paseo de Montejo.
“El carnaval es alegría, es fiesta, es espontaneidad, no le veo sentido al cambio del derrotero”, finalizó la autora del libro “Carnaval en Mérida: Fiesta, Espectáculo y Ritual”, que se publicó en el año 2003 en coedición del INAH, CONACULTA y la UADY. (Herbeth Escalante Ojeda)