En la historia reciente del personaje, diversos escritores lo hicieron más vulnerable, pero fuerte a la vez.
l 2019 será el año de Batman. El personaje creado por Bob Kane y Bill Finger cumple ocho décadas como un símbolo de determinación, valentía y justicia para generaciones de fanáticos.
El mundo en el que el Hombre Murciélago se desenvuelve tiene el mínimo de felicidad. Basta con recordar que una bala acabó con la vida de sus padres frente a él, siendo un niño y cuyo destino quedó en manos de Alfred Pennyworth, que, más que un mayordomo, es quien lo cuidó y protegió hasta que Bill Finger lo mató en Detective Comics #328 Frank Miller en The Dark Knight Returns, y Brian Buccellato en Injustice Gods Among Us: Año Cinco, en el que Victor Zsasz lo apuñala.
Una sucia y directa manera de dañar el corazón e ímpetu de Batman, que el 30 de marzo cumple 80 años y cuya debilidad para los archivillanos radica en el apego y el sobrio cariño que tiene por sus amigos, sus mujeres, el detective Gordon y los civiles.
Llegar a lo sombrío le costó caro en la Época de Bronce y Plata de los cómics. Allá en los años 60 y 70, la editorial y su equipo de escritores ridiculizaron al personaje en números dignos de olvido. Toda esa generación vio a Batman vestir uniformes de colores del arcoiris, ser apoyado por un bati-chango y hasta encontrarse a The Beatles. Las series de Detective Comics, Batman y World’s Finest Comics eran más absurdos e hilarantes que otra cosa.
Un humor que sí funcionó para la serie de 1966, protagonizada por Adam West durante tres temporadas, con las mismas situaciones risibles que en las historietas, y que, entre splat!, kaboom! y whack!, le recomendaba a los adolescentes de aquella época hacer su tarea, tomar leche y comer vegetales.
La serie funcionó y hoy es considerada un clásico invaluable de la televisión estadunidense; llegó a su fin en 1968, pues ABC detectó que los ratings habían caído y no le convenía invertir más. NBC trató de rescatarla, pero al no poder comprar los sets en los que grabaron, desistieron. No obstante, para los románticos y nuevas generaciones, DC rescató la serie en forma de cómics y comenzó a editarlos en 2013 como Batman ‘66.
La revolución del Detective Murciélago llegó en 1986, con Frank Miller y la serie The Dark Knight Returns, el aumento y la confirmación de la atmósfera sombría en la que se desenvuelve mejor el encapotado. Miller lo humanizó, mucho más desde su concepción; lo hizo lento, pero sabio, fatigado y retirado a los 55 años, peleando contra un Superman que trabaja para el gobierno y que busca detener su lucha radical contra el crimen.
La historia lo cambió por completo. Más escritores lo hicieron sufrir. Jamás volvió el humor (sólo involuntariamente) y utilizaron la sicología del personaje para demostrar que el sufrimiento y el dolor lo hacen más fuerte y vulnerable. Alan Moore lo hizo con The Killing Joke, en 1989, en la que Joker deja paralítica de por vida a Bárbara Gordon; Dennis O’Neil con Knightfall, en 1993, al romperle la espalda al detective a través de la bestialidad de Bane; o la tremenda golpiza que Scott Snyder le propinó a manos de la Orden de los Búhos, en The New 52.
A la par, el cineasta Christopher Nolan hizo maravillas con su trilogía oscura de El Caballero de la Noche. Zack Snyder trató de emular la fórmula y sí lo consiguió, aunque la audiencia en general y los no lectores se sintieron abrumados por un universo sombrío y completamente contrastante al humor bobo que Disney, dueña de Marvel, ha aportado a las cintas de esa casa editorial.
En su onomástico seguimos en la línea de las brutales historias de Batman, basta ver White Knight, en la que el Justiciero se convierte en la verdadera amenaza de Ciudad Gótica tras darle una sanguinaria golpiza a Joker y tratar de asesinarlo con una sobredosis de pastillas.
White Knight, escrito por Sean Murphy, plantea una tesis: ¿Necesita Batman de Joker y su mente siniestra para subsistir? La respuesta está en la interpretación que cada quien dé a esta frase del payaso demente: “Al estar siempre para retarte, elevando las apuestas, haciéndote más fuerte a cada ocasión. Eso es lo que hace tan especial nuestra relación. Soy tu villano más grande porque soy tu más grande fan”.(Excelsior).