El presidente electo estadunidense aseguró que ‘si Cuba no está dispuesta a hacer un mejor trato, pondrá fin’ al que ya se tiene.
Washington, EE.UU., 29 de noviembre de 2016.– El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó ayer con cancelar el proceso de aproximación a Cuba, a menos que la isla acepte negociar un “mejor acuerdo” tanto para los cubanos como para los estadunidenses.
En un mensaje en Twitter, Trump dijo estar dispuesto a “poner fin” al proceso iniciado por Washington y La Habana en 2014, que condujo a la reapertura de las respectivas embajadas después de medio siglo de ruptura.
“Si Cuba no está dispuesta a hacer un mejor acuerdo para los cubanos, los cubano-estadunidenses y los estadunidenses en general, pondré punto final al acuerdo”, expresó el Presidente electo en su mensaje.
En contrapartida, la Casa Blanca defendió el acercamiento con La Habana y cuestionó la idea de que haya hecho excesivas concesiones a Cuba o que no haya conseguido reciprocidad.
Ayer, el portavoz del equipo de transición al nuevo gobierno, Jason Miller, buscó matizar la enérgica declaración de Trump, pero afirmó que la nueva administración no apoyará un entendimiento en el que los estadunidenses sean “tomados por tontos”.
“Claramente Cuba es un asunto muy complejo, y el Presidente electo está al tanto de los matices y complejidades sobre el desafío que los cubanos y la isla enfrentan. De modo que será un asunto al que él se dedicará cuando sea Presidente en funciones”, comentó.
No obstante, Miller añadió que Trump “quiere ver libertad en Cuba para los cubanos, y un buen acuerdo para los estadunidenses en el que no seamos tomados por tontos”.
Con relación a Cuba, dijo el vocero, las prioridades del nuevo gobierno serán presionar por la liberación de presos políticos, el retorno a Estados Unidos de personas que huyeron de la ley, y el restablecimiento de libertad “política y religiosa”.
En la jornada del sábado, en medio de la conmoción provocada por la noticia del fallecimiento de Fidel Castro, Trump había emitido una nota oficial en la que afirmó que su gobierno “hará todo lo que pueda” para garantizar la “prosperidad y libertad” de los cubanos.
Por el momento, sin embargo, no está claro de qué forma el nuevo gobierno podrá dar marcha atrás en el proceso de aproximación entre Washington y La Habana, ya que no se trata de un acuerdo único firmado por las partes sino de un diálogo para restablecer relaciones rotas hace medio siglo.
Parte de ese esfuerzo para “normalizar” las relaciones bilaterales es el compromiso estadunidense de iniciar en algún momento el desmonte del embargo económico y comercial a Cuba, iniciado en 1962 y convertido en ley en 1992.
Pero con las dos cámaras del Congreso dominadas por el Partido Republicano y con Trump en la Casa Blanca, las perspectivas de que el poder legislativo estadunidense inicie ese desmonte se tornan difusas. En los últimos dos años el presidente Barack Obama había flexibilizado por decreto normas administrativas relativas al embargo, y esas medidas podrían ser revisadas por el futuro gobierno.
Ya el domingo Kellyanne Conway –quien fue la jefa de la exitosa campaña electoral de Trump– había adelantado que el Presidente electo consideraba que ese proceso de aproximación se había iniciado sin concesiones por parte de Cuba.
“Su crítica a lo que ha ocurrido en los últimos dos años es simple, es que no conseguimos nada a cambio” del restablecimiento de las relaciones diplomáticas, dijo Conway. (Excélsior)