Agente canino, temperamento a toda prueba

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Los binomios K9 se han vuelto factor importante para la seguridad en Yucatán

Mérida, Yucatán, 29 de julio de 2018.- Energía, tenacidad, pero sobre todo un temperamento estable son las características que un agente canino debe poseer, y por eso se han vuelto factor importante en las instancias de seguridad en Yucatán en el combate al narcomenudeo o rescate de personas.

Las unidades K 9 están  formadas por un perro y su manejador, que desarrollan un fuerte vínculo  por la convivencia de turnos de 24 horas, y que se entienden a la perfección en su labor de seguridad.

Algunos de ellos se especializan en la detección de drogas, pero otros son capaces de identificar explosivos, papel moneda, así como localización de personas extraviadas, ubicación de fugitivos, hasta aquellos que buscan cadáveres.

Kano es un pastor alemán de color negro y su manejador, el agente Luis Fernando Carrillo Gamboa, perteneciente al escuadrón K 9 de la Fiscalía General del Estado (FGE), son uno de estos binomios que parte de su trabajo es detectar sustancias ilegales, es decir, drogas que llegan a diferentes puntos del estado.

Juntos han podido asegurar enervantes en varios lugares, como en las estaciones de autobuses de pasajeros, o bien en las empresas de paqueterías de la ciudad.

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Carrillo Gamboa explica que el entrenamiento de estos perros para ser un binomio K 9  está lleno de mitos, por ejemplo aquel que dice que el animal se hace adicto a la sustancia ilegal para que los pueda detectar. Pero aclara que el can durante su entrenamiento nunca tiene contacto con la droga, sino que se adiestra con químicos “pseudos”, es decir, olores creados  en laboratorios que imitan los narcóticos.

La instrucción del animal empieza desde cachorro, por lo que debe tener características muy particulares. No cualquier perro puede ser un agente canino, pues además de una energía a toda prueba y tenacidad, debe ser equilibrado, no agresivo, debido a que al final tiene contacto con personas que no deben de ser atacadas por el can, incluso si posee alguna sustancia ilegal.

Carrillo Gamboa también explica que el entrenamiento está basado en técnicas de conductismo básico, es decir, por medio de premios se le refuerza una conducta al animal, lo que significa que nunca se le pega. Por el contrario se le premia cada vez que realiza una acción deseable, y estos incentivos no necesariamente son comida, ya que pueden ser una pelota, un juguete o hasta una caricia por parte del manejador basta. (Guillermo Castillo y foto de Cuauhtémoc Moreno. Para continuar leyendo adquiere la más reciente edición de la revista Desde el Balcón.)