Con el fallo del Tribunal, el gobierno podrá negar la entrada al país a quienes carezcan de vínculos con EU
WASHINGTON.
La Corte Suprema autorizó ayer al presidente Donald Trump que aplique la versión limitada de su controvertido decreto que restringe el ingreso de personas de seis países de mayoría musulmana a Estados Unidos.
El mandatario elogió el fallo y lo describió como una “victoria para nuestra seguridad nacional”, pero quizá suscitará una nueva ronda de batallas judiciales relacionadas con medidas antiterroristas y discriminación religiosa.
Sin embargo, la mención que hizo Trump de una “decisión unánime” ya es objeto de controversia, ya que la decisión de la Corte fue adoptada per curiam, es decir, atribuible a la instancia en su conjunto y no firmada por un solo juez, como ocurre en la mayoría de los casos que decide el Tribunal Supremo de EU.
Normalmente, uno de los nueve jueces del Tribunal Supremo se encarga de escribir la sentencia y los otros magistrados se unen a esa decisión o, si difieren, escriben por separado su opinión.
El decreto, cuyos efectos habían resultado bloqueados por cortes de apelaciones, pone un freno temporal al ingreso de viajeros y refugiados de seis países de mayoría musulmana.
La decisión de los jueces implica que el gobierno de Trump podrá negar la entrada a Estados Unidos a los individuos que no tengan familiares en territorio estadunidense o que no hayan tramitado ya su ingreso al país para asumir un puesto de trabajo.
Por tanto, la decisión de los jueces permitirá que entre en vigor una de las partes esenciales del veto migratorio: la anulación durante 120 días del programa de acogida a refugiados, quienes por definición están huyendo de sus países y no tienen ninguna relación con Estados Unidos.
La otra parte esencial de la iniciativa de Trump, que seguirá parcialmente bloqueada, es la prohibición a la entrada a Estados Unidos para los ciudadanos de seis países de mayoría musulmana (Irán, Somalia, Sudán, Siria, el Yemen y Libia). Trump deberá permitir la entrada a Estados Unidos de los nacionales de estos países que tengan familiares o contratos de trabajo pendientes en territorio estadunidense.
El tribunal estudiará la legalidad del veto durante su próximo periodo judicial, que inicia el 2 octubre y terminará en junio de 2018.
El fallo prepara el terreno para un posible enfrentamiento entre el gobierno y los oponentes de la medida en torno a la magnitud del vínculo de esas personas con Estados Unidos.
Diversos grupos de inmigrantes dijeron que enviarán de nuevo abogados y supervisores a los aeropuertos estadunidenses, donde la aplicación inicial e inmediata de la prohibición en enero causó caos y confusión.
EL PRESIDENTE DENUNCIA OBSTRUCCIÓN
El presidente estadunidense, Donald Trump, denunció ayer la obstrucción de los demócratas a la derogación de la reforma de salud de su antecesor Barack Obama, pero son los propios republicanos los que amenazan la iniciativa.
La suerte del proyecto de derogación del Obamacare, aprobado en 2010, ha quedado en manos de un puñado de senadores republicanos, en particular de quienes representan a estados que se benefician notoriamente de la reforma de Obama desde hace siete años.
Los senadores republicanos trabajan duro, sin ninguna ayuda de los demócratas. ¡No es fácil! ¡Tal vez haya que dejar que Ocare (Obamacare) se derrumbe!”, tuiteó Trump.
En términos reales, la reforma de salud de los senadores republicanos dejaría a 22 millones de estadunidenses más sin seguro en 2026 en comparación con la ley actual, según un análisis difundido por la Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso (CBO), un órgano apartidista.
La propuesta de reforma sanitaria que considera el Senado sólo tendría una leve diferencia respecto a los resultados de la versión anterior, que iba a dejar a 23 millones personas sin cobertura médica.
Los estimados de la CBO representan un nuevo problema para el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, quien presentó la propuesta el pasado jueves, y ya enfrenta posturas en contra por parte de cinco senadores republicanos, tres deserciones más de las que puede permitirse para superar la oposición demócrata.
La senadora de Maine, Susan Collins, y otros republicanos moderados también han ventilado preocupaciones sobre el impacto de la cobertura.