Canonizan a Juan Pablo II y Juan XXIII

Ante miles de feligreses, jamás se había visto que dos Papas en vida llevan al altar de los santos a dos Papas beatos

Vaticano, 27 de abril de 2014.-  Con una noche de oración en las iglesias del centro histórico de Roma y con frenéticos controles en la Plaza de San Pedro y todas la calles y barrios que circundan el Vaticano, la Santa Sede y la ciudad eterna concluyeron ayer la preparación de la histórica canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII, presidida hoy por el papa Francisco en compañía de su antecesor, Benedicto XVI, el Papa emérito.

Los dispositivos de seguridad para este evento —calificado como insólito, visto que dos Papas en vida llevan al altar de los santos a dos Papas beatos— son imponentes: 2 mil 600 voluntarios de protección civil; 2 mil 139 agentes de tránsito; 2 mil 500 efectivos de la policía y de la milicia, tiradores especializados, apostados en las azoteas de edificios y cientos de agentes vestidos de paisanos. Médicos y enfermeras, más de mil en total, fueron destinados a asistir a los fieles. Mil 200 operadores ecológicos se encargan de la limpieza antes, durante y después de la ceremonia.

“Como las canonizaciones no son un evento exclusivo de la ciudad y como su costo, 7 millones de euros, no puede recaer sólo en los ciudadanos de Roma, he solicitado al gobierno un ulterior apoyo económico”, dijo Ignazio Marino, alcalde de Roma.

Desde el viernes, un río de peregrinos comenzó a deambular en la Plaza de San Pedro y sus alrededores. Ayer fueron desalojados, tras determinar la Santa Sede que hasta las primeras horas de hoy se les permitiría acceder, “sin necesidad de boleto” a la Vía de la Conciliación y la explanada vaticana.

Los mandatarios de Honduras y Costa de Marfil, Juan Orlando Hernández y Hery Konan Bedie, así como el ex presidente polaco Lech Walesa, Nobel de la Paz en 1983 y gran amigo de Karol Wojtyla, fueron los primeros mandatarios en llegar a Roma para asistir a una ceremonia con una asistencia prevista de 24 jefes de Estado y al menos 22 jefes de gobierno.

Entre tantos otros, también llegaron a esta ciudad los presidentes de Polonia, con un nutrido séquito, y de Paraguay, Horacio Cartes, los reyes de España y el vicepresidente chino Wu Den-Yih. La delegación mexicana ha estado encabezada por la señora Angélica Rivera, esposa del presidente Enrique Peña Nieto.

Dado el alto número de medios de información que han cubierto el evento, el Vaticano montó una estructura al límite con la plaza de San Pedro, así como un “Media Center”, localizado en el atrio del Aula Pablo VI.

Anoche tuvo lugar en todas las iglesias del centro histórico de Roma “la noche blanca de la oración”, durante la cual con rezos, cantos, confesiones y liturgias en polaco, inglés, portugués, español, francés y árabe, los fieles se prepararon espiritualmente para las canonizaciones.

La ceremonia de la doble canonización, que coincide con el día de la Divina Misericordia instaurada por el Papa polaco, ha tenido lugar ante las imágenes de Juan Pablo lI y Juan XXIII —a quien el papa Francisco dispensó el milagro que necesitaba para ser santo—, que desde el viernes están expuestas en la fachada de la Basílica vaticana. Con ellos dos, suman 80 los Papas santificados de los 266 legítimamente elegidos a lo largo de la historia de la Iglesia.

Acorde con lo anunciado por la Oficina de las celebraciones litúrgicas, las canonizaciones iniciaron con la lectura de los perfiles biográficos de los santos, tras lo cual se escucharon los himnos en honor de éstos y, luego de otros actos religiosos, se procedió al rito de la canonización.

El cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, pidió en tres ocasiones a Francisco “proceder a la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II” y una vez aceptada la petición, el Papa Francisco, pronunciando la fórmula prescrita, ha aceptado la petición declarando y definiendo santos a los dos beatos, pero también estableciendo “que en todas las iglesias sean devotamente honrados”.

En ese momento las reliquias de los santos han sido colocadas en el altar y un diácono ha realizado sobre ellas el rito del incienso, después del cual el cardenal Amato agradeció al Papa la canonización y le pidió “disponer que sea redactada la Carta Apostólica” sobre la misma. Luego de los ritos de la liturgia de la palabra, la Eucaristía y la comunión, la canonización llegó a su fin con el llamado “rito conclusivo”.