WikiLeaks publica correos electrónicos del director de campaña de Clinton
Washington 8 de octubre de 2016.- Estados Unidos acusó oficialmente a Rusia este viernes de estar detrás de los casos de piratería informática que afectaron en los pasados meses a organizaciones políticas como el Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés). El objetivo de estos ciberataques sería, según Washington, un intento de Moscú por “interferir en el proceso electoral” de noviembre.
“La comunidad de inteligencia de EE UU se siente segura de que el Gobierno ruso ordenó comprometer los correos electrónicos de ciudadanos e instituciones estadounidenses, incluidos los de organizaciones políticas estadounidenses”, afirmaron en un comunicado conjunto la oficina del Director de Inteligencia Nacional, James Clapper, y el Departamento de Seguridad Nacional, a cuyo frente está Jeh Johnson.
El Kremlin respondió de inmediato, calificando de “sandeces” las acusaciones de Washington.
“Otra vez se trata de algún tipo de sandez. (Nuestra) web sufre decenas de miles de ataques de hackers todos los días”, dijo el portavoz del Gobierno Ruso, Dimitri Peskov, a la agencia rusa Interfax.
Entre las instituciones pirateadas figura el DNC. Los correos hackeados revelaron que algunos de sus jefes actuaron a favor de Hillary Clinton en el proceso de primarias, lo que durante la convención en Filadelfia que la coronó en julio como la candidata demócrata a la Casa Blanca provocó fuertes protestas de los seguidores del derrotado senador Bernie Sanders, a quien según la información robada habría perjudicado el DNC. El robo de datos y revelaciones, publicados por WikiLeaks y por webs nuevas como DCLeaks y Guccifer 2.0, provocó, entre otros, la dimisión de la jefa del DNC, Debbie Wasserman Schultz.
La página denominada Guccifer también ha asegurado que pirateó la Fundación Clinton, dirigida por el expresidente Bill Clinton, marido de la candidata presidencial demócrata.
La campaña demócrata, así como varios expertos informáticos, señaló rápidamente a Moscú, al que acusaron de querer beneficiar al candidato presidencial republicano, Donald Trump, que en varias ocasiones ha alabado al presidente ruso, Vladimir Putin. Ahora, el Gobierno de Barack Obama, que en los últimos días ha endurecido su postura ante Rusia sobre todo por la guerra civil siria, confirma esas sospechas.
“Creemos, de acuerdo con la amplitud y sensibilidad de esos esfuerzos, que solo los más altos funcionarios rusos podrían haber autorizado esas actividades”, sostiene Washington, que no llega a señalar directamente a Putin.
El objetivo de los ciberataques era “interferir con el proceso electoral estadounidense”, señala la acusación oficial, que destaca que esta es una actividad que “no es nueva para Moscú”. Rusia ya ha usado “tácticas y técnicas en toda Europa y Eurasia para influir la opinión pública” en esas regiones, recuerda.
Los servicios de inteligencia también han revisado las denuncias acerca de los ciberataques sufridos por algunos sistemas electorales estatales. En su comunicado, Clapper y Johnson confirman que “en la mayoría de casos”, esos ataques “se originaron en servidores operados por una compañía rusa”. Sin embargo, señalan, no han sido capaces de vincularlos directamente al Gobierno de Putin.
La inteligencia estadounidense considera que sería “extremadamente difícil que alguien, incluido un actor estatal, pudiera alterar el recuento de votos o resultados electorales mediante un ciberataque o intrusión”. No obstante, el Departamento de Seguridad Nacional instó a las autoridades electorales locales a permanecer “vigilantes” ante posibles ciberataques.
WikiLeaks filtra más de 2.000 correos sobre Clinton
Poco después de que la administración demócrata acusara a Moscú de los ciberataques, la plataforma WikiLeaks, una de las mencionadas por la inteligencia norteamericana, publicó 2.060 correos electrónicos de John Podesta, el director de campaña de Clinton y exasesor de Obama.
Entre otros, estas filtraciones muestran supuestamente extractos de lasconferencias privadas y pagadas de compañías como Goldman Sachs por las que Clinton cobró altas sumas. La mayoría datan de 2013 y 14, justo después de que Clinton dejara la Secretaría de Estado pero tiempo antes de que anunciara su candidatura a la Casa Blanca. Su rival en las primarias, Bernie Sanders, le instó en repetidas ocasiones a que hiciera públicos estos discursos para demostrar su línea política de pre-campaña.
En uno de los correos publicados por WikiLeaks, fechado en enero de este año y remitido a Podesta y a Jennifer Palmieri, directora de comunicaciones de la campaña Clinton, se destacan algunos párrafos de estos discursos y se recomienda un “lavado extra de estas posiciones políticas” de cara a la campaña. El temor, parece ser, es que se transmita un mensaje negativo de la candidata en torno a temas que la han perseguido durante toda su campaña, desde su proximidad a Wall Street, hasta su cambio de posicionamiento en temas como el libre comercio, en el que desde que es candidata ha tomado posiciones mucho más proteccionistas que las mostradas en las conferencias. En uno de los discursos también admite estar “desconectada” de los problemas de la clase media, algo potencialmente muy dañino en momentos en que Clinton intenta atraer el voto de la clase trabajadora que no ha logrado beneficiarse de la recuperación económica tras la gran recesión.
Al anunciar la publicación de estos correos, que según WikiLeaks solo son la primera parte de un paquete más grande, el fundador de la plataforma, Julian Assange, destaca también otro grupo de mensajes relativos a “energía nuclear y el trato mediático a las donaciones de la Fundación Clinton por parte de intereses mineros y nucleares”. Se publica entre otros un correo a Podesta de parte del hombre que negó públicamente la implicación de Clinton como secretaria de Estado en la aprobación de la venta de una empresa estadounidense de uranio a Rusia. En ese mensaje electrónico, muestra su interés por trabajar en la campaña electoral de Clinton, lo que según Assange, compromete la veracidad de su testimonio liberando de responsabilidad a la entonces secretaria de Estado.
Trump ha acusado a su rival demócrata de haber ligado la aprobación de su departamento a las donaciones a la fundación de su marido. Las revelaciones de WikiLeaks, que había prometido una “sorpresa de octubre” sobre Clinton, se publicaron minutos después de que surgiera una información potencialmente dañina para Trump: un vídeo de 2005 en el que se oye al hoy candidato republicano hacer comentarios lascivos y denigrantes sobre mujeres. (El País)