Los atentados en tres países dejaron más de 60 muertos y en dos naciones fueron reivindicados por el Estado Islámico.
PORT EL KANTAOUI, TÚNEZ, 27 de junio de 2015.— Una oleada de atentados sacudió ayer tres continentes con un balance provisional de más de 60 muertos, luego de que cuatro días antes el grupo terrorista Estado Islámico (EI) instara a los musulmanes a llevar a cabo ataques con motivo del mes de ayuno del ramadán.
Túnez, Francia y Kuwait fueron los objetivos de ataques terroristas y fue el país norteafricano (Túnez) el que sufrió el ataque más sangriento, con al menos 37 muertos y seis heridos en un asalto contra hoteles en la localidad turística de Susa. El atentado fue reivindicado por el Estado Islámico.
Dos hombres armados abrieron fuego de forma indiscriminada contra las personas que se encontraron, entre ellos algunos turistas extranjeros.
Los hoteles afectados son el Imperial Marhaba, de la cadena española Riu, que dijo en un comunicado que se registraron 27 muertos, y el vecino Muradi Palm Marinay, aunque más tarde la cifra creció.
Los hombres “entraron con fusiles en el hotel y abrieron fuego contra las personas que encontraban a su paso”, explicaron testigos que estaban en uno de los establecimientos.
En el ataque, uno de los terroristas resultó muerto mientras el segundo es perseguido por las fuerzas de seguridad.
El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, anunció una reunión con representantes del gobierno, del PP y del PSOE en el marco del pacto contra el terrorismo yihadista, tras el ataque contra el hotel de la cadena española y anunció que elevaba el nivel de alerta terrorista.
El atentado en Túnez ocurre tres meses después del que se produjo el 18 de marzo y en el que 22 turistas extranjeros murieron acribillados por varios yihadistas en el museo El Bardo, de la capital.
Pero no ha sido el único atentado en un día que comenzó con el hallazgo en el sureste de Francia de un hombre decapitado a la entrada de una fábrica en la que se produjo una explosión por la colisión de un vehículo contra varios tanques de gas.
Al menos dos personas resultaron heridas en ese atentado, cometido presuntamente por Yasin Sali, de 35 años y vinculado a movimientos salafistas, razón por la que fue vigilado por los servicios de inteligencia franceses de 2006 a 2008.
Sali fue detenido por un bombero cerca del lugar del atentado, en el que se hallaron banderas islamistas.
El sospechoso trabajaba como chofer en una empresa de reparto, según confirmó su esposa y madre de sus tres hijos a la emisora de radio francesa Europe 1, antes de ser detenida por la policía.
El vehículo con el que el supuesto terrorista entró para atentar en la fábrica de Air Products, en Saint-Quentin Fallavier, cerca de Lyon, estaba autorizado para ingresar en la empresa, por lo que no levantó sospechas.
El hombre decapitado hallado en la fábrica era el gerente de la empresa de reparto en la que trabajaba el supuesto autor del crimen, informaron fuentes cercanas a la investigación.
Tras producirse el atentado, el presidente francés, François Hollande, abandonó el Consejo Europeo en Bruselas para volver a París y convocar en el Elíseo una reunión del Consejo Restringido de la Defensa.
“La intención del hombre era provocar una explosión y no hay duda que se trata de un ataque terrorista, dado que además fue encontrado un cadáver decapitado con inscripciones”, explicó Hollande quien elevó al máximo el nivel de alerta terrorista.
Hollande expresó además el apoyo de su país a su homólogo tunecino, Beji Caid Essebsi, y acordó reforzar la colaboración bilateral contra el terrorismo.
Y el tercer objetivo de los terroristas fue Kuwait, donde el EI asumió la autoría de un atentado perpetrado contra una mezquita chiita en la capital kuwaití, que causó al menos 25 muertos y 202 heridos.
Según un comunicado y cuya autenticidad no ha podido ser verificada, el grupo terrorista asegura que el ataque fue perpetrado por un suicida que portaba un cinturón cargado de explosivos.
La comunidad internacional condenó los atentados refiriéndose a ellos como una “barbarie” y “odio ciego” .
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, calificó de espantosos los ataques.
La Casa Blanca condenó los “odiosos” ataques. “Nuestros pensamientos y oraciones están con las víctimas de estos ataques atroces, sus seres queridos y las personas en estos tres países”, rezó el comunicado.
Brasil y Argentina condenaron los hechos. (Excelsior)