Crónica de una inscripción de priistas. Quieren ser diputados del interior del estado.
Mérida, Yucatán, 24 de enero del 2015.-Con el estruendoso ritmo de la batucada que nunca se detuvo, y con incesantes porras que se escuchaban desentonadas, priístas acompañaron a los “precandidatos de unidad” que faltaban por inscribirse rumbo a la cruzada electoral de este año para elegir a los próximos diputados locales.
Desde hace días que se sabía quiénes serán los abanderados del PRI para competir por los ochos distritos locales del interior del Estado, pero pocos estaban enterados que aún no se habían registrado para empezar con sus precampañas. Hablar de actos anticipados es políticamente incorrecto.
El caso es que la cita para dicho trámite fue este sábado a las 11 de la mañana en la Casa del Pueblo, antigua y deteriorada sede del partido oficial. Sólo que en esta ocasión no se invitó a tanta gente, no querían un evento masivo, quizás para no “desgastar” a los simpatizantes, mucho menos en fin de semana. Era muy temprano en la contienda para exhibir el musculo político.
Los elegidos que competirán en los 105 municipios del interior no quieren perder la oportunidad de legislar y cobrar elevadas dietas en Mérida durante un trienio.
Han pasado el “filtro”, tienen el visto bueno del gobernador Rolando Zapata Bello, del “primer priista” del Estado, aunque el presidente de ese partido, Carlos Pavón Flores, diga que los candidatos se eligen por consensos, y que del mandatario sólo escuchan sus “valiosas opiniones”.
Dicen, los que presumen saber de política, que las elecciones intermedias son vitales para los gobernantes en turno, pues son el medidor para saber si sus primeros años de gestión están dando resultados, y que pueden verse reflejados en votos. Por eso hay que ser muy cuidadosos al momento de seleccionar a los competidores, bueno, esa es la intención.
Los que en hasta hace unos momentos lucían aplastados escondiéndose del sol en las puertas “neo-mayas” de la Casa del Pueblo, aquellos que esperaban en silencio la llegada de los abanderados, ahora alardean con porras y ruido su apoyo incondicional a pocos meses de que arranque el proceso electoral.
“¡Estamos listos!, ¡claro que vamos a poder con el paquete!”, gritó Henry Sosa Marrufo luego de registrarse como el ungido para competir por el XIV distrito, como intentando creérsela, contagiado por el ánimo de la “porra oficial” del PRI que no puede faltar en estos actos partidistas.
Aquel célebre personaje, quien era director de Transporte en esos días cuando las tarifas de los autobuses públicos se elevaron a 7 pesos y los estudiantes cerraban las calles del Centro Histórico a manera de protesta, ahora es precandidato priista.
No duda en presumir que su partido está bien organizado, hecho para la competencia, para condiciones difíciles “y que va a ganar todo Yucatán”. Repetía aquel discurso del carro completo, en un Estado en donde ni el PAN, ni ningún otro partido, ganan distritos del interior desde hace años.
Gustoso y gozoso, así se dijo sentir Evelio Dzib Perera, luego de recibir el acta que lo acredita como abanderado del distrito XIII. El hijo de un ex alcalde de Ticul se veía contento, y prometió a la militancia mirarla de frente, a la cara, como seguramente ha escuchado exclamar de otros priistas, quizás un poco más conocidos que él.
La militancia tricolor no dejaba de aplaudir, las porras eran las mismas, sólo cambiaban los nombres del precandidato en turno, quienes alzaban los brazos y sonreían de oreja a oreja antes los flashes de las cámaras y decenas de celulares inteligentes. Al final de cuentas hay que salir bien en las fotos del Facebook.
Ahí estaba Rosario Díaz Góngora, quien hasta hace unos días despachaba en el palacio municipal de Tizimín, pero que ahora quiere ser diputada del distrito X, y estrenar una curul en el nuevo edificio del Congreso del Estado que apenas se está construyendo, ese inmueble que le costará a los yucatecos 120 millones de pesos, y que se levanta en la periferia de la capital, como para que los ciudadanos no se acerquen a sus futuros representantes populares.
También estaba Jesús Quintal Ic, quien hasta mandó imprimir unas lonas de varios metros de largo con frases de sincero apoyo, para que sus asistentes –la mayoría maestros de un sindicato que se ostenta autónomo, yucateco y priísta- cargaran mientras caminaban unos pasos detrás de él durante su trayecto en la sede.
El hermano del secretario de Obras Públicas dijo que son la fuerza que están transformando a Yucatán. Quizás esa fuerza fue la que lo motivó a que pidiera licencia como alcalde de Umán. Demasiado transformado debe estar dicho municipio, al grado que se especula que será gobernado de nuevo por la oposición.
Marco Vela Reyes quiere ser diputado otra vez, pero diputado local, porque legislador federal ya no es, ya no trabaja en San Lázaro, ya no viajará a la capital del país entre semana ni pasará tantos días en el smog.
Renunció a la Cámara de Diputados, y competirá de nuevo por el distrito XII. Él sabe lo que es cobrar en el Congreso del Estado, ahí trabajó del 2007 al 2009, pero quiere repetir “la experiencia legislativa”.
Otra priista que sabe hacer campaña es María Esther Alonzo Morales, quien se veía entusiasmada de que su familia la acompañara en una nueva travesía para conseguir votos, que le permitan seguir influyendo en ese bastión priista, donde puerto Progreso es cabecera.
Pero su mirada cambió cuando algunos reporteros se le acercaron y le preguntaron por qué renunció a su cargo de directora del Instituto de Becas de Yucatán, en pleno conflicto porque 14 mil 500 estudiantes de licenciatura no han recibido su beca “Manutención” desde hace cuatro meses.
“Tengo entendido que la Secretaría de Educación ya mandó un boletín explicando las razones del retraso de la beca”, se excusó diciendo la esposa del “cacique” de Progreso, Enrique Magadán Villamil, pues pareciera que lo importante ahora es ganar la diputación del distrito IX, no otra cosa.
“¡Soy Elizabeth Gamboa Solís, y desde hoy soy la precandidata del distrito XV!”, exclamó dicha ex funcionaria estatal, por si alguien en el inmueble priista no la identificaba. En donde seguro sí la recordarán, es en el Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya (Indemaya) pues sus aspiraciones políticas personales pudieron más que el encargo de dirigir tan importante dependencia, que supuestamente trabaja en favor de la población más vulnerable de Yucatán, los indígenas mayas.
Quien llegó tarde a tan ensordecedor acto, y por poco no sale en la foto oficial, fue la priista María Marena López García, quien competirá en el distrito XI, con sede en Valladolid. A su llegada, uno que otro priista se siguió preguntando “¿y ella quién es?”. (Herbeth Escalante)