Descubrimientos en esa zona arqueológica arrojan como a través de la astronomía, los mayas controlaban sus actividades agrícolas, administrativas y rituales.
Mérida, Yucatán, 10 de diciembre de 2014.- La confirmación de que la Estructura 6 A de Acanceh funcionaba como un observatorio astronómico solar, significa que la élite maya de esa zona arqueológica era muy poderosa, y que tenía influencia sobre otras ciudades de la región centro-norte de la Península de Yucatán.
Así lo reveló el investigador Orlando Casares Contreras, al presentar los resultados del proyecto arqueológico de Acanceh, que inició en 1996 con un mapeo del sitio y restauración de las principales estructuras, pero que en los últimos años se ha enfocado en observar dicho edificio.
Se trata de un recinto pequeño que cuenta con dos estructuras –una sobre otra-, que es de 1.90 por 2.10 metros, con una entrada de 40 centímetros y 90 de altura, casi circular, y según las ofrendas que se encontraron en el lugar, se pudo determinar que ese edifico era un observatorios astronómico, señaló la arqueóloga Beatriz Quintal Suaste, directora de este proyecto de investigación.
La sospecha inicial fue que ese observatorio era cenital, es decir, que a través de eventos solares se podrían definir las temporadas de lluvia, y de esta manera medir los tiempos agrícolas de los mayas, indicó Casares Contreras
Sin embargo, tras realizar mediciones del edificio y tras comprobaciones empíricas se supo que dicho observatorio también servía para otro tipo de alineaciones astronómicas, vitales para “calibrar” el movimiento del Sol, pues desde la cámara subterránea, es posible ver a Venus en su máximo extremo norte.
Los investigadores descubrieron que el Sol deja de entrar a la cámara subterránea del observatorio a partir del 9 de octubre, por lo que hay un periodo sin reflejos luminosos, y esto empieza otra vez a partir del 4 de marzo, y aunque no son fechas de solsticios ni de equinoccios, sí son importantes para la medición de los calendarios
Por ejemplo, el evento más cercano al 9 de octubre es el solsticio de invierno, y para esa fecha transcurren 73 días, número trascendental para el funcionamiento de los calendarios mesoamericanos.
El arqueólogo Casares Contreras dijo que al comprobarse que la Estructura 6 A era un observatorio astronómico, “cambia la concepción de la zona arqueológica de Acanceh, pues se posiciona como uno de los principales referentes, no sólo en cuanto su organización interna, sino también en la influencia con toda la región centro norte maya”.
“El conocimiento astronómico era muy reservado a la élite maya, cuando se tiene ese conocimiento, a los sacerdotes se le daba la apariencia de que tenían la capacidad de controlar el tiempo, de predecir, y esto de una manera servía para legitimar su poder”, agregó.
De tal manera, indicaron los entrevistados, el observatorio servía para determinar tiempos importantes para la cosecha, cuestiones administrativas y celebraciones religiosas mayas, entre otras.
Los resultados de esta investigación se presentaron este día durante el simposio de la Cultura Maya “Ichkaantijo”, que organiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Mérida. (Herbeth Escalante)