Eventos tradicionales, culturales, regionales, de folclore, entre otros, tendrán que suspenderse ante la contingencia del Covid-19 ya que hasta ahora el número de contagios y de afectaciones por este virus parece imparable.
Ante ello, al menos en Yucatán, será un 2020 muy diferente a lo esperado, sin ceremonia tumultuaria del Grito de Independencia en Palacio de Gobierno en el próximo mes de septiembre, sin celebraciones de Hanal Pixán en octubre, tampoco la Feria Anual de Xmatkuil, ni campanas navideñas, y muy probablemente, tampoco el Carnaval de Mérida en el inicio del próximo año 2021.
Y seguimos caminando en el «filo de la navaja» literalmente ante el incremento en los contagios del Covid-19 y la inminente saturación en los hospitales de Yucatán.
Lo que es peor, Yucatán a su suerte sin apoyo del gobierno federal y la presión de cambiar de semáforo naranja al rojo y con la incredulidad de muchos si realmente cambiar y «encerrar» de nuevo a todos, sirva ahora que la pandemia parece cundir hasta los rincones más apartados de nuestra localidad.
Será importante ver qué decidirá el gobernador del Estado, Mauricio Vila Dosal de aquí al lunes cuando de acuerdo con la federación, Yucatán deberá estar en semáforo rojo de acuerdo con los niveles y datos de contagio del Covid-19.
Pero lo fundamental será no solo lo que decida y haga la autoridad, sino la respuesta de los ciudadanos, de la misma gente que no se cuida, o se cuida por el virus, no parece tener consideración absolutamente con nadie. Cuestión pues de educación, cultura y responsabilidad.
Desde el Balcón