La firma rusa KrioRus ofrece servicios de criónica, un procedimiento para preservar cerebros o cadáveres bajo refrigeración
SERGEI POSAD, Rusia, 14 de enero del 2020.- Cuando la madre de Alexei Voronenkov murió a los 70 años, el hombre pagó para que congelaran su cerebro y lo almacenaran, con la esperanza de que los adelantos en la ciencia algún día pudieran devolverla a la vida.
Es uno de los 71 cerebros y cadáveres humanos, a los que la firma rusa KrioRus llama «pacientes», que flotan en nitrógeno líquido en uno de muchos contenedores en un complejo ubicado en las afueras de Moscú.
Los restos se mantienen a -196 grados centígrados con el fin de protegerlos del deterioro, aunque actualmente no existe evidencia científica de que se pueda revivir a un muerto.
“Lo hice porque éramos muy cercanos y creo que es la única opción para que nos volvamos a reunir en el futuro», declaró Voronenkov, quien quiere que a su muerte también lo sometan al procedimiento, conocido como criónica.
El jefe de la Comisión de Pseudociencias de la Academia Rusa de Ciencias, Evgeny Alexandrov, describió la criónica como «una iniciativa exclusivamente comercial que no tiene ninguna base científica», en declaraciones dadas al diario Izvestia.
“Es una fantasía especular con las esperanzas de las personas de resucitar de la muerte y sus sueños de vida eterna», declaró Alexandrov, según fue citado por el medio.
Valeriya Udalova, directora de KrioRus y quien en 2008 congeló a su perro después de la muerte de la mascota, afirmó que es probable que en el futuro la humanidad desarrolle la tecnología para revivir a los muertos, pero que no hay garantía de eso.
KrioRus afirma que cientos de potenciales clientes de casi 20 países se han inscrito para el servicio.
El costo es de 36 mil dólares por cuerpo completo y 15 mil dólares sólo por el cerebro en Rusia, donde el sueldo mensual promedio es de 760 dólares, según estadísticas oficiales.
Los precios son levemente más altos para los extranjeros.
Voronenkov dijo que sus esperanzas están en la ciencia.
“Espero que algún día llegue a un nivel en el que podamos producir cuerpos y órganos artificiales para crear un cuerpo artificial donde pueda estar el cerebro de mi madre», confió.
Agencias