La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados destaca que los niños mexicanos, a diferencia de los centroamericanos, son reclutados como polleros debido a que su única sanción es la deportación.
México, 04 de julio de 2014.– La mayoría de los niños migrantes mexicanos no acompañados que han sido retenidos por la Patrulla Fronteriza requieren protección internacional debido a que su vida e integridad corren peligro, pues 38% de ellos han sido reclutados por el crimen como polleros, aseguró la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Especialistas en México también han advertido esta situación, pues la red consular ha detectado a niños que han sido repatriados en por lo menos cinco ocasiones y se sospecha que ello se debe a que son obligados a cruzar a personas de manera ilegal.
De acuerdo con una encuesta hecha por el ACNUR a 102 niños que estaban bajo custodia de la Patrulla Fronteriza en Texas, 64% de los menores manifestaron que estaban huyendo de México por la violencia en el país, por padecer agresiones en su familia y también porque son obligados por bandas del crimen organizado a traficar con personas.
El ACNUR manifestó al respecto, que los niños mexicanos a diferencia de los centroamericanos, son los únicos reclutados como polleros debido a que su única sanción es la deportación.
Sin embargo, señaló que además de ser una conducta criminal, constituye una de las peores formas de trabajo infantil, pues están expuestos a situaciones peligrosas de seguridad y bienestar.
José Sieber, oficial de Protección del ACNUR en México, explicó que la detención de estos menores “no es la mejor respuesta” ante esta crisis humanitaria y que en todo momento se debe garantizar el principio del interés superior del niño.
Resaltó que, para quienes necesitan la protección internacional, la deportación no debiera ser tampoco la solución.
Solicitan ayuda
Para conocer la situación de los niños migrantes no acompañados y los motivos por los que emigran de sus países, el ACNUR hizo una encuesta a 400 niños —102 de ellos mexicanos— que estaban bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza en el estado de Texas. De ese ejercicio realizado en junio de este año, se desprendió que los menores salvadoreños y los mexicanos son quienes más requieren de protección internacional.
La protección internacional implica que los países otorguen la calidad de refugiado a los migrantes cuando corre peligro su vida e integridad en el país de origen, además de procurar la reunificación familiar. Una deportación, de acuerdo con esta oficina de las Naciones Unidas, implicaría exponer a los niños en una situación de peligro o daño en su propio país.
En las entrevistas, 71% de los salvadoreños consideró necesario el refugio, al igual que 64% de los mexicanos; 57% de los hondureños y 38% de los niños guatemaltecos.
Las principales razones son la violencia en sus países generada por el crimen organizado y las pandillas, así como la registrada en los hogares; a excepción de 38% de los mexicanos que también expresaron su temor porque son obligados a trabajar como traficantes de personas. “Algunos de estos niños afirmaron que fueron reclutados de manera fraudulenta”, reportó el ACNUR.
Ante este panorama, el organismo solicita a los gobiernos de Estados Unidos, México y Centroamérica que reconozcan las necesidades de protección de estos niños y que en la medida de lo posible les otorguen la ayuda que requieren.
La visión mexicana
De enero al 30 de abril de este año, la red consular mexicana ha atendido en su proceso de repatriación a 6 mil 244 menores mexicanos no acompañados que han atravesado de manera indocumentada hacia Estados Unidos.
En ese total de repatriados, existen unos mil que han tenido más de cinco detenciones. Este grupo, señalan especialistas, es el que despierta alerta entre las autoridades estadounidenses y mexicanas porque se encuentran a los que han llamado polleritos.
Aprovechando que, por su minoría de edad no suelen ser sujetos a un proceso judicial, las bandas criminales optan por los menores, quienes tienen regularmente arriba de 15 años y han adquirido experiencia al grado de conocer los caminos perfectamente y saber qué contestar a las autoridades, tanto mexicanas, como estadounidenses.
La Red por los Derechos de la Infancia (Redim) señala que estos menores deben ser tratados como lo que son realmente: “víctimas”. Juan Martín Pérez, director ejecutivo de Redim, advierte que el adolescente que es inducido no tiene posibilidad en México de desvincularse del crimen organizado, porque no existen programas para este fin.
Asegura que unos 25 mil menores son sujetos de narcoexplotación, incluidos los que se dedican a ser guías de migrantes.
Guillermo Alonso, profesor e investigador de El Colegio de la Frontera Norte, explica que entre 2004 y 2005, autoridades estadounidenses empezaron a identificar, a través de las reiteradas detenciones, la estrategia de los polleros para reclutar a menores.
Javier Urbano, coordinador del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana, asegura que los “infantes de circuito” funcionan al crimen porque sólo son repatriados y son imputables. “Es un crimen alternativo o diversificación de los riesgos por parte del crimen organizado dedicado al tráfico de personas”, indica Urbano. (Liliana Alcántara/ Natalia Gómez/ El Universal)