Un vehículo arrolló a un grupo de manifestantes en Virginia
Virginia, Estados Unidos, 13 de agosto de 2017.- El caos se apoderó este sábado de Charlottesville, un tranquilo municipio de 45.000 habitantes en Virginia. La mayor marcha de supremacistas blancos en los últimos años en Estados Unidos derivó en enfrentamientos con contramanifestantes que dejaron un muerto (una mujer de 32 años), al menos 34 heridos y un número indeterminado de arrestados.
El fallecimiento se produjo después de que un vehículo arrollase a un grupo de manifestantes de grupos críticos con los supremacistas blancos que caminaban por la calle. Lo hizo «de forma premeditada», según informó la policía.
La policía detuvo por la tarde al conductor del vehículo. Un joven de 20 años, natural de Ohio, identificado como James Alex Fields. Está acusado de varios delitos, entre ellos asesinato. En paralelo, el Gobierno federal ha abierto una investigación sobre una posible violación de derechos civiles en el atropello, es decir que estuviera motivado por una discriminación racial. También por la tarde, un helicóptero de la policía que supervisaba los incidentes se estrelló a 11 kilómetros de Charlottesville y en el siniestro fallecieron dos agentes.
En un recorrido al atardecer por el lugar de los hechos, resaltaba el nerviosismo general y la ausencia de transeúntes en la normalmente apacible Charlottesville.
Muchas vallas y un sinfín de policías y militares armados y con escudos y máscaras antigás desplegados en las calles vacías, también posicionados en azoteas. «Es muy triste», decía Elke, de 53 años, una residente que paseaba a su perro cerca del Parque de la Emancipación, ahora blindado y donde estalló la violencia por la mañana.
Elke aseguraba que cree en la “libertad de expresión” pero decía sentirse aterrada cuando vio que algunos de los supremacistas blancos iban armados. Y lamentaba, atónita, que se hubiera utilizado un vehículo para atacar a personas, como “ocurre en París o Londres”. El coche del atacante, completamente destrozado, seguía en el lugar de los hechos, rodeado de policías y de un perimetro de seguridad de cinta amarilla. En la calzada donde tuvo lugar el atropello, había muestras de una escena interrumpida: botellas de agua, papeles, hojas de árboles…
El presidente estadounidense, Donald Trump, condenó los sucesos, pero sin señalar la responsabilidad principal de los supremacistas, repartiendo implícitamente las culpas entre ellos y los contramanifestantes: «Condenamos en los términos más enérgicos esta indignante manifestación de intolerancia, odio y violencia en muchos lados», dijo desde sus vacaciones en Nueva Jersey.
Su primera reacción había sido un mensaje en Twitter en el que afirmó: «TODOS debemos estar unidos y condenar todas las posturas de odio. No hay lugar para este tipo de violencia en América. ¡Juntémonos todos a una!». Miembros de su Partido Republicano. como el senador Jeff Flake o la congresista Illeana Ros, a diferencia del presidente, quisieron dejar claro su repudio al supremacismo blanco.
Este domingo a primera hora, con el debate sobre la tibieza de Trump ante los radicales de derecha al rojo, su hija Ivanka Trump adoptó el papel de portavoz de lo que parece que a su padre por cuestiones de cálculo electoral le cuesta decir. Tuiteó Ivanka: «No debe haber lugar para el racismo en esta sociedad, el supremacismo blanco y los neonazis». Corto y claro.