Aumentan las deportaciones y la cacería de este grupo delincuencial
Nuevo Laredo, Tamaulipas, 09 de abril de 2017.- Es temprano, hay 34 grados a la sombra y caen las primeras gotas de lluvia sobre el Río Bravo. Aquí, en uno de los cruces fronterizos más importantes para la relación comercial México-Estados Unidos, comienza y termina el sueño de miles de mexicanos. Los hombres, mujeres y niños que llegan hasta aquí con el deseo de cruzar hacia la Unión Americana en busca de mejores condiciones de vida, terminan bajo el asedio de los grupos del crimen organizado que controlan los cruces ilegales y bajo la persecución de las autoridades estadounidenses.
La lluvia se hace más intensa. En el Puente Internacional de las Américas, hacia el norte, cientos de mexicanos esperan su turno para cruzar legalmente a Laredo… hacia el sur está vacío… en Nuevo Laredo esperan a miles que regresarán por la fuerza a su país.
Desde el inicio del gobierno de Donald Trump, la realidad de Nuevo Laredo ha cambiado: se han incrementando las deportaciones, principalmente de ancianos que han hecho su vida en la Unión Americana y, los jóvenes, la mayoría quiere regresar a su casa.
Aquí, el gobierno municipal de Nuevo Laredo y la Iglesia Católica esperan en cualquier momento deportaciones masivas de mexicanos. Aceptan que ello generará presiones económicas y de servicios, a la par del impacto que tendrá en la ciudad ante las actividades ilegales que se realizan en la zona.
Mientras, grupos leales al cártel de Los Zetas cazan a los migrantes en las terminales de autobuses, carreteras y vías de tren que llegan a Nuevo Laredo, los secuestran, piden rescate a sus familias por ellos, no menos de 3 mil dólares por dejarlos ir, a los que no tienen dinero los hacen parte de su pandilla o los matan, relatan migrantes.
Al cruzar, los migrantes enfrentan una férrea persecución policial. Las autoridades migratorias estadounidenses utilizan todos los métodos a su alcance —desde patrullajes en bicicleta hasta el uso de drones, vehículos todo terreno y helicópteros o la retención de celulares para revisar su contenido— para evitar cruces ilegales. (El Universal)