Miles de toneladas de basura terminan en los mantos freáticos y las costas, además de que sólo el 4 por ciento de las aguas residuales se tratan.
Mérida, Yucatán, 14 de mayo del 2014.- Además de que persiste un serio problema de contaminación del acuífero en Yucatán, esta situación se agrava, debido a que sólo cerca del 4 por ciento de las aguas residuales de la Península se tratan, aseguró María Teresa Munguia Gil, investigadora y miembro del Colectivo Sinergia, organización ambientalista.
Recordó que la población sin drenaje en los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán es mayor que la media nacional, “sin embargo, el problema no sólo es proveerlos de drenaje, sino tratar las aguas contaminadas que se producen en la región”.
Estudios recienten arrojan que aproximadamente el 4 por ciento de las aguas residuales de la Península de Yucatán son tratadas, por lo que las aguas negras prácticamente contaminan el acuífero y las costas, y éstas provienen de la industrias, granjas porcícolas y hoteles.
Como ejemplo, dijo que el aporte de nitrógeno de la producción de cerdos en las granjas de Yucatán es más del doble que el de la población, y casi nada de estas descargas son tratadas y una gran cantidad terminan en las costas.
La también investigadora de la Universidad Autónoma de Yucatán, señaló que 130 mil toneladas de basura terminan en la costa y los mantos freáticos al año, por lo que la población está en riesgo de padecer enfermedades al tener contacto o ingerir estas aguas contaminadas.
“Las aguas residuales contienen excretas, bacterias, plaguicidas, fármacos, aceites de motor, chapopote de la petrolización de las calles, productos industriales, entre otros contaminantes”, explicó.
Munguía Gil recordó que la característica del suelo de la Península es su filtración, por lo que prácticamente todo lo que depositamos en la superficie llegará a las aguas subterráneas, contaminando el acuífero.
La situación es preocupante, dijo, si tomamos en cuenta que en esta región tenemos tres veces más agua que en el resto de México, pero sólo disponemos del 23 por ciento del vital líquido, es decir, tres veces menos agua que el centro-norte del país.
La ambientalista también hizo hincapié en que la mayoría de las comunidades mayas de Yucatán extraen agua de los pozos para consumo personal, pero muchos de éstos son utilizados como depósitos de basura al no contar con formas de taparlos, y mantenerlos limpios.
“Los pobladores de algunas comunidades reportan que el agua está amarilla, tiene bichos y así no la pueden consumir porque genera enfermedades intestinales”, indicó.
Dijo que es momento de tomar acciones para mitigar este problema ambientalista, en donde es necesario contar con el trabajo conjunto entre gobierno y comités comunitarios que vigilen el cuidado del vital líquido en Yucatán, para evitar la contaminación de los mantos freáticos.
Entre las propuestas, destacó crear modelos educativos que sirvan para impartir educación ambiental, y campañas para proteger la cuenca y sus recursos. (Herbeth Escalante)