Afirma que, a dos años de su creación, el instituto tiene como reto alcanzar la modernización administrativa para racionalizar el uso de los recursos y consolidar la protección de los comicios, rumbo a 2018
Mérida, Yucatán 5 de abril de 2016.- Al evaluar los primeros dos años de vida del Instituto Nacional Electoral (INE), el consejero presidente, Lorenzo Córdova, consideró que el principal desafío es alcanzar una política de educación cívica para recuperar la credibilidad del instituto y construir la base social de la cual depende la democracia.
Dijo que decidieron arropar en mayor medida a los OPLE por los intentos de mermar su autonomía mediante la vía presupuestaria, y crear un reglamento de elecciones locales para que no ocurra lo que en Chiapas, en donde se orquestó un “fraude” en contra de los ciudadanos y su derecho a votar.
Córdova Vianello recordó como momentos más críticos aquellos en los que faltó poco para suspender las elecciones en Oaxaca, cuando siete partidos se levantaron de la mesa del Consejo General por considerar que no se estaba sancionando debidamente al Partido Verde y la posterior serie de ataques que se dieron en contra del instituto para “debilitarlo”.
Aseguró que si el INE renuncia a su vocación autocrítica y de aprendizaje continuo “se va a equivocar” y se dijo satisfecho de su liderazgo, así como del trabajo cada vez más aceitado que se ha logrado establecer entre los consejeros del instituto.
Dos años se dicen fácil, pero ¿ya están construidas las bases del Sistema Nacional de Elecciones, o todavía falta?
Yo creo que el Sistema Nacional de Elecciones, en lo esencial, ya está constituido, no sólo desde la parte normativa, desde la Constitución y la ley, sino, también, a partir de una serie de acuerdos que ha venido tomando el Consejo General, lineamientos, criterios que ya dan un cuerpo normativo suficientemente sólido y que han ido permitiendo la realización de elecciones.
En esta construcción, el Instituto Nacional Electoral atravesó por dos etapas, en una primera etapa asumimos que el funcionamiento del sistema debía centrarse en el nombramiento de los consejeros locales, por parte del INE, pero, a partir de entonces, en una clara definición de atribuciones y procurar que las intersecciones donde coincidían las atribuciones tenían que estar bien aceitadas y bien definidas, pero hasta ahí.
Así nos fuimos a 2015, pero una serie de eventos que nos preocuparon, concretamente las elecciones de Chiapas, nos llevaron a repensar el rol del INE y asumimos que no bastaba con hacer nombramientos, crear leyes generales y hacer nuestra chamba, sino que era indispensable una presencia más fuerte del INE en el ámbito local, con un doble propósito: por un lado, blindar a los OPLE de lo que hoy sabemos no es una retórica como estuvo detrás de la reforma, por la injerencia en los órganos locales.
¿Cuáles serían los retos y qué sigue en materia de educación cívica?
El principal reto es entender que los distintos procesos electorales son parte de un todo. Segundo, hay procesos en cursos que no hemos logrado visibilizar suficientemente, pero de los que depende, en buena medida, cómo vamos a llegar a las elecciones de 2018.
Pienso, por ejemplo, en el proceso de credencialización en el extranjero. Desde el extranjero se podrá votar para la elección presidencial y para el Senado; ése es un proceso que no podemos descuidar, porque, si eso falla, evidentemente abrimos un flanco de debilidad para 2018.
Además, estamos con ciertos desafíos que trascienden lo electoral. Estoy esperanzado y será un mecanismo fundamental para consolidar el Estado de derecho, el proceso de autenticación de la credencial y de la identidad, con los convenios que hemos firmado con el sistema financiero.
Tenemos el desafío de ir construyendo credibilidad todos los días, y esto implica desarrollar una capacidad pedagógica para poder explicar lo que estamos haciendo y revertir imágenes falsas, como en el tema del Partido Verde. Se generó una imagen de impunidad, cuando fue el partido más multado en la historia, sólo en 2015 acumuló sanciones más altas que la sanción más fuerte que se había impuesto.
Me atrevería a subrayar dos retos más, uno tiene que ver con la modernización administrativa. El INE tiene que ser eficaz y eficiente, tiene que ser una institución modélica en términos de racionalización de la aplicación de los recursos, y, por otra parte, la educación cívica.
El Informe País nos revela la gravedad del tema de la falta de confianza, no sólo con relación a instituciones de Estado, sino es un tema que caracteriza la vida social misma.
Lo que nos revela el Informe País es que la desconfianza está profundamente arraigada en la sociedad: siete de cada diez mexicanos considera que no se puede confiar en nadie que esté fuera del círculo social.
El desafío, quizás el más grande de todos, está en construir esa base social de la que depende la recreación de la democracia, que tiene una gran paradoja: por un lado, esta desconfianza estructural, pero, por otro lado, una sociedad que está todavía dispuesta a volcarse a las urnas. (Excelsior)